Leucosis Bovina

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Leucosis bovina

Que es la Leucosis 

La leucosis enzoótica bovina (LEB) es una enfermedad bovina de distribución mundial, siendo su incidencia mayor en los sistemas de producción de leche. Por esta razón los países desarrollados o con interés en la exportación de lácteos, como Australia y Nueva Zelanda, tienen programas para su control y erradicación.

La leucosis Enzoótica Bovina es causada por un Oncovirus de la familia retrovirus Tipo C que se localiza en células inmunes (linfocitos – B) e infecta al animal de por vida ya que se integra a su genoma.

 Epidemiología de Leucosis 

La Leucosis bovina es provocada por un virus que puede llegar a infectar a un elevado porcentaje de los bovinos de un establecimiento. Sin embargo, sólo un bajo número de ellos, generalmente mayores de tres años, pueden desarrollar síntomas clínicos de la enfermedad, que se caracteriza por la presencia de tumores (linfosarcoma) y es mortal. El resto de los bovinos infectados que no desarrollan la enfermedad clínica constituyen la principal fuente de contagio de la infección, puesto que son portadores de por vida del

Virus. La forma de detectarlos es determinando la presencia de anticuerpos. De los bovinos que tienen anticuerpos contra el virus de la Leucosis bovina en 30% está incrementado el número de glóbulos blancos (fundamentalmente linfocitos) en sangre circulante y se les denomina bovinos con linfocitosis persistente. Es importante su detección porque representan una relevante fuente de contagio.

Existen algunas evidencias que las vacas infectadas y sin síntomas clínicos de la enfermedad pueden tener una menor producción de leche y una disminución de la respuesta inmunológica a otras enfermedades. Además, es una limitante para la exportación de vacunos y la comercialización de semen y embriones.

Síntomas Reproductivos de la Leucosis

Muy pocos animales desarrollan la fase clínica de la enfermedad (menos del 5%) y el pico de manifestación de la enfermedad ocurre entre los 6 y 8 años. No es fácil detectar la leucosis bovina enzoótica de manera clínica. En la mayoría de los casos (95%), el animal no presenta alteración en su estado de salud y puede ser tan productivo como un animal negativo.

El 30-40% de las vacas con leucosis desarrollan linfocitosis persistente (incremento significativo de glóbulos blancos). Esta linfocitosis además se caracteriza por la presencia de células linfocitarias inmaduras o atípicas en sangre. Solamente el 5% desarrollan linfosarcoma; es decir, presentan tumores. El desarrollo de la enfermedad depende de factores genéticos presentes en el virus y de la susceptibilidad animal. Es importante mencionar que existe un linfoma juvenil que no está asociado al virus de la leucemia bovina.

El linfosarcoma es más fácil de detectar ya que se caracteriza por la presencia de tumores que se presentan más frecuentemente en ganglios linfáticos, corazón, abomaso y útero. También se han reportado en riñón, hígado, bazo y medula espinal.

La forma más común es la presencia de ganglios linfáticos aumentados de tamaño, particularmente detrás del ojo, ocasionando protrusión del ojo. Los ganglios aumentados de tamaño se pueden ver fácilmente en l zona escapular y detectarse por palpación rectal.

La segunda forma de presentación en frecuencia, es la forma entérica. En estos casos el animal presenta problemas digestivos, anemia, pérdida de peso. Al examen postmortem se observa un engrosamiento de la mucosa del abomaso y de los ganglios asociados al tracto digestivo.

Cuando el tumor se presenta en la medula espinal, los animales presentan cogerás y debilidad, y finalmente presentan síndrome de vaca caída sin que esté asociado a enfermedades metabólicas.

El linfosarcoma ubicado en el tracto reproductivo (ovario y útero) está asociado a infertilidad, hasta que finalmente por palpación se detecta el tumor. Algunos animales pueden mantener una preñez y tener linfosarcoma en un cuerpo y el tumor solo se detecta después del parto, cuando el útero retorne a su tamaño normal. Estos animales obviamente son descartados a pesar de no presentar otra sintomatología clínica (Figura 7).

Los niveles serológicos contra las proteínas del virus (anticuerpos) de la leucosis bovina, son detectables de por vida en el animal. La prueba más utilizada es la prueba de inmunodifusión en agar.

Pérdidas que ocasiona la leucosis

No es fácil determinar las pérdidas económicas causadas por el virus de la leucosis bovina, que pueden ser directas o indirectas. Las directas están asociadas a pérdidas de producción por enfermedad, tratamientos y costos de diagnóstico de la enfermedad.

En general, las vacas positivas, siempre y cuando estén en un “aparente buen estado de salud”, producen igual cantidad de leche que las negativas (aunque algunos estudios han demostrado una reducción del 2.5%). No se ha reportado una acción directa que genere abortos o fallas reproductivas ni se ha podido demostrar una relación directa entre susceptibilidad a mastitis de la vaca y la seropositividad a leucosis bovina. Igualmente, los estudios han fallado en demostrar que la tasa de descarte por leucosis (no linfosarcoma) sea más elevada en vacas seropositivas que en vacas seronegativas.

A pesar de esto, es importante mencionar que las vacas positivas a leucosis pueden tener una mayor respuesta inmune, y por ende ser más susceptibles a otras enfermedades. También se ha demostrado que la leucosis afecta la respuesta inmune en los programas vacúnales. Los animales positivos parecen ser más susceptibles a infecciones secundarias en periodos de estrés como el postparto o periodo de déficit nutricional. En estos casos la medición del impacto de la leucosis de manera individual es muy difícil, pues se ha demostrado que frecuente una infección asociada de leucosis y Diarrea Viral Bovina.

El impacto económico más visible es el descarte y remplazo anticipado de vacas debido a la presencia de tumores (linfosarcoma). Uno de los sitios de ubicación de dichos tumores es el tracto reproductivo de la hembra haciéndola infértil. Sin embargo, solo el 0.5-5% de las vacas positivas a leucosis desarrollan linfosarcoma.

Las pérdidas indirectas que son mucho más importantes, estarían asociadas a la restricción en el mercado nacional e internacional. Por ejemplo, semen y embriones deben provenir de animales certificados como negativos; también los animales que se vendan en pie deben ser negativos. Y en muchos casos las exigencias internacionales incluyen que las fincas que comercializan semen, embriones o animales en pie, deben estar certificadas como fincas libres de la enfermedad.

La dificultad en encontrar un impacto negativo entre la leucosis y la producción y reproducción se debe a que esta es una enfermedad crónica que tiene su máxima presentación hasta los 6 a 8 años de edad. Es decir que puede ser un factor que afecta la longevidad de las vacas sin que realmente se haya podido medir este impacto, ya que la mayoría de los hatos tiene un promedio de vida menor (3.5-4 partos).

Transmisión de la Leucosis bovina

La transmisión de la enfermedad puede ser horizontal de bovino a bovino  o vertical de madre a hijo (ver figura).

Mecanismos de transmisión de la Leucosis bovina

Leucosis bovina
Leucosis bovina

La trasmisión del virus es directa, a través de sangre o contacto con secreciones de animales infectados. Dentro de las posibles vías de trasmisión se consideran:

  • Los procedimientos quirúrgicos que se realizan de manera masiva con un mismo instrumento sin que se desinfecte entre animales, tales como:
  • Castración
  • Inserción de orejeras y plaquetas
  • Descornes
  • Remoción de pezones supernumerarios
  • A través de agujas reutilizadas sin desinfectar en vacunaciones o tratamientos.
  • Utilización de un mismo guante de palpación rectal en varias vacas (por ejemplo, cuando se inseminan varias vacas o cuando se realizan chequeos o tratamientos reproductivos).
  • Picadura de insectos como garrapatas, entre otros.
  • La trasmisión vertical (de madre a ternero) también se ha reportado: el 4% de los terneros nacidos de vacas positivas se han infectado in útero.
  • El consumo de calostro y leche de vacas positivas ha generado del 6% al 16% de trasmisión a terneros.
  • El semen es otra posible vía de trasmisión.

El animal con leucocitosis, es decir con altos niveles de leucocitos o glóbulos blancos en sangre, es el que más posibilidad tiene de trasmitir el virus, pues los leucocitos están infectados con el virus y van a ser eliminados por las vías antes mencionadas.

Una vez que el virus ingresa al organismo se aloja en el interior de los linfocitos y se transmite principalmente a partir del contacto de un animal sano con la sangre de otro infectado; esto es lo que se conoce como transmisión horizontal. El hombre juega un papel importante en este proceso.

La ejecución inadecuada de ciertas prácticas de manejo de la granja facilita el contagio del virus dentro de la misma. Esto sucede, por ejemplo, al compartir el uso entre varios animales de los mismos elementos contaminados con sangre infectada, entre ellos pueden mencionarse a las agujas hipodérmicas, jeringas, instrumental de cirugía, guantes para tacto rectal, descornadores, elementos para realizar el tatuado o caravaneado, etcétera. Por eso se recomienda descartar el material luego de usarse en un animal o, en otros casos, realizar una adecuada limpieza y desinfección de los mismos.

Hay que tener presente que para que se produzca el contagio sólo basta el contacto con la milésima parte del volumen de una gota de sangre Proveniente de un bovino infectado. También ciertos insectos que se alimentan de sangre, como mosquitos, tábanos o garrapatas, pueden participar como vectores en la transmisión de la enfermedad.

Teniendo en cuenta estas vías de contagio, se entiende que el ganado bovino lechero esté más expuesto al virus que el de carne en razón del mayor número de maniobras que se llevan a cabo sobre los primeros, sumado al estrecho contacto que existe entre los animales de la granja.

Otra vía de transmisión es la vertical, es decir: de la madre al feto o ternero, aunque ésta es menos relevante. La ingestión de leche o calostro no parece cumplir un papel importante en la transmisión del virus. Más aun, existen estudios que afirman que los anticuerpos maternos existentes en el calostro protegerían del contagio al recién nacido.

Si bien, puede haber presencia del virus en el semen debido a la salida, por traumatismos, de linfocitos infectados al tracto urogenital de los machos, se cree que esta vía de transmisión es poco probable en toros seropositivos. Muchos países han encarado el problema estableciendo centros de inseminación artificial libres de patógenos virales específicos. Estos programas realizan el análisis periódico de sus toros, contemplando la eliminación de cualquiera de ellos que resulte reactivo. Respecto a la transferencia embrionaria, el riesgo se reduce, siempre y cuando los embriones sean adecuadamente lavados antes de realizar esta práctica.

Diagnóstico de la Leucosis bovina

Mientras que el diagnóstico de los bovinos con linfosarcoma es relativamente sencillo para el veterinario clínico, la detección de los animales con linfocitosis persistente y de los bovinos infectados sin signos clínicos, requiere de la ayuda del laboratorio. Las técnicas para la detección de animales infectados pueden ser:

Detección de anticuerpos

Prueba de inmunodifusión en agar gel (IDA): Es sencilla y la de uso más difundido para la detección de anticuerpos. La prueba tiene limitaciones:

  1. a) Detecta la presencia de anticuerpos como mínimo seis semanas después de la infección.
  2. b) No debe ser utilizada para detección de anticuerpos un mes antes del parto.
  3. c) Utilizarla después de los seis meses de edad (porque antes revela anticuerpos maternos).
  4. d) Se necesitan 48 horas para obtener el resultado.

Enzimo-inmunoensayo (prueba de ELISA)

 Tiene las mismas limitantes que la anterior, cuando se usa en terneros. La prueba de ELISA tiene la ventaja de detectar la presencia de anticuerpos antes que la prueba de IDA. Además, se puede realizar en forma automatizada y el resultado se obtiene dentro de las 24 horas. Probablemente en el futuro será reconocida como prueba oficial para la certificación de establecimientos libres de leucosis. Para el diagnóstico de bovinos con linfocitosis persistente, se debe hacer el recuento de glóbulos blancos y la fórmula leucocitaria relativa en la sangre de los animales con serología positiva. Aquellos que presenten un marcado incremento en el número de linfocitos, indicaría mayor capacidad para dispersar la enfermedad. Este sería un método complementario de la detección de anticuerpos para definir la eliminación de animales infectados.

Detección del virus

 Reacción en cadena de la polimerasa (PCR)

 Esta técnica permite detectar la presencia del ADN del virus en la sangre con anterioridad a la detección de anticuerpos. Su alto costo y complejidad la restringe a ser utilizada en trabajos de investigación.

Control y erradicación de la Leucosis bovina

 La metodología a seguir para el control y la erradicación depende de: la edad de los animales afectados, el porcentaje de animales infectados en el rodeo, la infraestructura del establecimiento y las prácticas de manejo.

Si la tasa de infección es baja (menor de 10%), es conveniente eliminar los animales positivos, implementar medidas de manejo higiénico-sanitarias estrictas y realizar el control serológico cada tres meses para ir descartando los positivos. Cuando no haya animales con serología positiva, se realizará un control anual, manteniendo siempre las medidas de higiene en las prácticas semiológicas y quirúrgicas habituales.

En los casos donde todos los animales hayan dado resultado negativo en dos controles consecutivos, el establecimiento podrá declararse libre de leucosis. A partir de ese momento se hará un seguimiento serológico anual. Todos los bovinos que se incorporen deben ser  serológicamente negativos y se mantendrán aislados del resto. Si a los tres meses resultasen negativos a una nueva prueba podrán incorporarse al rodeo.

Si el porcentaje de animales positivos es alto (mayor de 10%), se deberán establecer estrictas medidas de control en todas aquellas prácticas que involucren transferencia accidental de cualquiera de los fluidos biológicos (ver transmisión horizontal). Una vez identificados los animales seronegativos y dentro de las medida de las posibilidades, las vacas infectadas se ordeñarán al final.  En una primera fase se puede identificar a los bovinos con linfocitosis persistente para eliminarlos.

Se deberá realizar un control serológico periódico de todos seronegativos mayores de seis meses y se irán eliminando los positivos en la medida de las posibilidades del establecimiento.

Prevención de la Leucosis

Disminuir la prevalencia de la leucosis enzoótica bovina puede tomar años y si no se realiza adecuadamente puede ser un esfuerzo infructuoso y costoso. Esta es una enfermedad que requiere de un programa claro de control, que debe ser sugerido por el médico veterinario y concertado con el propietario para determinar su costo-beneficioso. Las herramientas de control sugeridas son las siguientes:

  • Identificar cuáles son los animales positivos y programar su despaje gradual.
  • Proveer remplazos negativos a medida que se eliminan los animales positivos.
  • Comprar animales de finca libres de la enfermedad o provenientes de fincas con adecuado manejo sanitario, que sean negativos a dos pruebas serológicas, con un mes aparte.
  • Prevenir el contagio de animales negativos a partir de los positivos, desinfectando los instrumentos quirúrgicos entre animales y no reutilizando agujas ni mangas de palpación. En ganaderías que manejan monta natural, confirmar que el toro sea negativo. Cuando se utiliza semen, este debe proceder de centrales de inseminación donde se certifica que los toros son libres de esta enfermedad.
  • Los toros a los que se les comercializa semen, deben ser muestreados cada seis meses para confirmar que sean negativos.
  • Evitar el consumo de calostro de vacas positivas lo que requiere de personal que este endiente de los partos y evite que terneros recién nacidos mame calostro de estas vacas. El calostro que se le administre al ternero al ternero debe ser de vacas negativas o se puede recurrirá la pasteurización de calostro.
  • Suministrar lactosremplazadores ya que la leche de vacas infectadas pueden ser una fuente de infección.
  • Las receptoras de embriones deben ser negativas a la enfermedad para evitar trasmisión in útero y por calostro y leche.
  • Otra herramienta de control, aunque no hay confirmación científica de su eficacia, pero que tiene sentido común, es tener un adecuado programa de control de insectos hematófagos, considerando que esta sea planteada como una vía de trasmisión de la enfermedad.

Si se piensa en erradicación, es importante tener claridad sobre las razones y realizar un análisis costo-beneficio. Muy posiblemente, las fincas en las que se justifica un programa de estos son aquellas que pretenden vender y explotar material genético (semen, embriones, reproductores). Se inicia con un trabajo de reducción de la prevalencia (10-20%) o la creación de dos hatos (uno positivo y uno negativo). El costo de erradicación involucra entonces la realización de pruebas serológicas para detectar los animales seropositivos y el sacrificio de los mismos. Las serologías y despaje se deben realizar cada 3 meses y si la finca permanece negativa por tres chequeos consecutivos está en camino de ser libre de enfermedad. En esta etapa se debe contar con el apoyo del ICA para generar certificado de libertad para esta enfermedad. En Argentina se considera que un hato que no haya presentado positivamente en un periodo de dos años y que además no presente manifestaciones clínicas de tumores, es libre de la enfermedad.

En conclusión, se debe tener claro que erradicar la leucosis bovina es un programa costoso y a largo plazo. Sin embargo, la aplicación de las medidas de manejo que se encuentran incluidas en las Buenas Practicas Ganaderas (BPG), permite la disminución gradual de la prevalencia de la enfermedad, para que un futuro se pueda considerar como una enfermedad “erradicable”.

Ganancias obtenidas con la prevención

Sin duda alguna es una ventaja competitiva tener ganaderías libres de leucosis para incursionar en el mercado mundial. A pesar de no ser una barrera sanitaria, tener fincas libres de una enfermedad le da valor agregado al producto, en este caso, al material genético (animales en pie, semen o embriones).

A pesar de no estar claramente establecidos se considera que un hato con una prevalencia menor de la enfermedad tendrá una mayor longevidad y posiblemente también tendrá una menor propensión a sufrir otras enfermedades; es decir, que el hato será más productivo, más longevo y con menores gastos en tratamientos.

Vídeo de la Leucosis bovina

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4 comentarios

  1. Pregunta: si una vaca es positiva a leucosis, sólo el 5% de los embriones en útero serán infectadas. ¿Entonces el otro 95% pueden nacer negativos? Y apenas nazcan se les da calostro de una vaca positiva y la leche también de vacas negativas? Esto con el fin de salvar las crías de vacas positivas, para luego estas vacas ser descartadas..

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