agresividad de perros y gatos

Agresividad del perro y formas para tranquilizarlos

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Agresividad del perro y formas para tranquilizarlos 

En los tiempos en que la comida no se vendía envasada y la vida era mucho más difícil que en la actualidad, los perros y los gatos necesitaban adoptar una actitud agresiva y mantener las uñas y los dientes afilados para sobrevivir.

En nuestros días, sin embargo, una conducta demasiado agresiva -como gruñir, mostrar los dientes o sacar las uñas- puede resultar peligrosa, y no sólo para las personas o los demás animales, sino también para la propia mascota.

Las causas de la agresividad de los gatos y los perros son múltiples. El miedo a los desco­nocidos o a las situaciones nuevas puede hacer que el animal muestre los dientes o las uñas.

Un animal que ha sido maltratado es más propenso a perder la calma o a morder. Además, en ocasiones, los propios amos alientan los juegos «violentos» del animal, que luego se sorprende cuando recibe una regañina en lugar de una recompensa por su actitud.

No pase por alto ninguna conducta agresiva, pues lo más probable es que, lejos de mejorar, empeore.

Para mantener tranquilo y controlado a un animal de compañía, los expertos recomien­dan las siguientes medidas.

Para Perros y Gatos

1. Recuérdele quién es el amo.

La próxima vez que su animal doméstico gruña, escupa o muerda, repréndalo con un firme «[Nol». El animal deberá dejar lo que está haciendo y agacharse en actitud de sumisión. Su actitud corporal se podría interpretar como: “Creo que no volveré a intentarlo».

Sin embargo, es importante no asustarlo ni darle motivos para alarmarse. El truco con­siste en mostrarse firme, no aterrador. Pronto comprenderá lo que se espera de él.

2. Deténgalo en el acto.

Los perros y los gatos, al igual que los niños, a menudo se portan mal cuando usted está demasiado ocupado o cuando una regañina podría resultar embara­zosa, por ejemplo, mientras su jefe está cenando en su casa.

Sin embargo, no le permita salirse con la suya. Para que una reprimenda resulte eficaz, debe producirse inmediatamente después de la mala conducta.

3. Use el aislamiento como castigo.

Una de las mejores maneras de disciplinar a un animal agresivo es separarlo de lo que más quiere: usted. Déjelo solo en una habitación durante 5 minutos. A los animales de compañía no les gusta la soledad.

4. Atúrdalo.

Los animales domésticos detestan los ruidos fuertes, así que la próxima vez que el suyo se muestre agresivo, castigue sus oídos.

Ponga unas cuantas monedas en el interior de una lata de refresco y cierre la abertura con cinta adhesiva. Cuando el animal adopte una actitud agresiva, grite «iNo!», al tiempo que sacude rápidamente la lata. El ruido le recordará que se ha pasado de la raya.

5. Reserve sus manos para demostrarle afecto.

Es natural que se le escape un golpe cuando un perro muerde o un garo bufa, pero en la mayoría de los casos golpear al animal empeora la situación. Algunos animales se asustan tanto que muerden instintivamente cada vez que se sienten amenazados. Su mano debe ser la mejor amiga de su animal de compañía.

Solo para perros

6. Preséntele a los desconocidos.

Los perros defienden instintivamente su territorio y pue­den volverse agresivos cuando personas extrañas -como el cartero o el chico del super­mercado- «invaden su jurisdicción».

Para ayudar a su perro a hacer amigos, tenga siempre un bote con «golosinas» cerca de la puerta. Cuando llegue una visita, déle una golosina para que se la ofrezca al perro. Su animal de compañía no considerará una amenaza a una persona que le ofrece comida.

7. Enviele un hueso por correo.

Los carteros suelen ser el blanco más frecuente de la agresi­vidad de los perros. Si tiene un buzón delante de su casa, puede ayudar al cartero a recibir una alegre bienvenida pegando un hueso con cinta adhesiva en la tapa del buzón. De este modo, el cartero podrá dejar una «oferta de paz> junto con la correspondencia.

8. Matricúlelo en una escuela.

La mejor manera de evitar que los perros jóvenes se vuelvan agresivos a medida que maduran es entrenarlos bien. Las clases de obediencia para cacho­rros permiten que el animal se relacione con otros perros y personas, al tiempo que enseñan al propietario del perro a controlar al animal. La mayoría de los cachorros están preparados para iniciar las clases entre las 12 y las 16 semanas de edad.

CUÁNDO CONSULTAR AL VETERINARIO

El animal gruñe cuando un niño le tira del rabo, muestra los dientes cuando ve a un desco­nocido, saca las uñas cuando alguien lo toca al pasar. Vivir con un animal agresivo es como tener en casa un arma siempre cargada.

En algunos casos, la conducta agresiva obedece a un trastorno físico doloroso -la artritis, por ejemplo–, que hace al animal particularmente quisquilloso. Pero, con frecuencia, es consecuencia de problemas de conducta que pueden ser difíciles de tratar.

Si su animal de compañía se convierte en una amenaza, no intente solucionar el problema solo. Consulte al veterinario o a un entrenador de animales.

Solo para gatos

9. Castíguelo con la indiferencia.

La próxima vez que su gato se ponga agresivo, frótele con suavidad el hocico con el dedo. Luego, niéguele su atención durante unos minu­tos. Pronto aprenderá que los juegos tranquilos merecen mayor aprobación que los bruscos.

10. Asústelo con aire.

Si su travieso gato le hace la vida imposible saltando con las uñas fuera cuando usted menos se lo espera, enséñele a comportarse pulsando el dosificador de un bote de aire comprimido, como los que se usan para limpiar los objetivos de las cámaras fotográficas.

11. «Dispérele».

Tenga siempre a mano una pistola de agua y repela los «ataques» de su gato disparándole un chorro de agua cada vez que se comporte con brusquedad.

12. Sea precavido.

Determinar la causa de la conducta agresiva de su gato puede darle la clave para combatirla. Por ejemplo, si observa que siempre salta sobre usted cuando le oye hacer ruido con el periódico, podrá prevenir sus ataques arrojándole su juguete favorito antes de empezar la lectura del periódico.

13. Manténgalo entretenido.

Los gatos rebosan energía, así que se mostrarán menos agresi­vos si les ayuda a desfogarse con actividades socialmente aceptables. Una vigorosa sesiónde juegos -con una pelota de pimpón, por ejemplo-le ayudará a controlar sus conductas agresivas.


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