Morfogénesis de gramineas forrajeras y estructura de la pastura

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El termino morfogénesis  abarca los cambios estructurales que se producen a través del desarrollo de un organismo, y puede ser definido a partir de los procesos de formación, expansión y muerte de órganos (CHAPMAN y LEMAIRE, 1993). Las variables morfogénicas  en un macollo de gramínea se relacionan, a los siguientes procesos:

 Tasa de aparición de hojas: es el intervalo entre la aparición de dos hojas sucesivas en un macollo. Dicho intervalo puede ser expresado en días. Sin  embargo, debido a la estrecha relación con la temperatura, puede ser calculado como suma térmica (producto del intervalo en días, por la temperatura media diaria del intervalo). En este caso, se denomina filocromo y su unidad es en grados/día. Por ejemplo, en raigras perenne cada 11ºC/día aparece una hoja nueva, mientras que en festuca  alta cada 20ºC/día  (LEMAIRE, 1985). Vale decir que a una temperatura diaria promedio de 10ºC, la velocidad de aparición  de hojas es de alrededor de 1 cada 11días en raigras perennes y 1 cada 23 días en festuca, dado que el número máximo de hojas vivas por macollo es aproximadamente 3 en el primero y 2.5 en la segunda (COLABELLI et al., 1998). Para las condiciones tropicales las gramíneas presentan una tasa de aparición de hoja que varia de 2 – 6 días  dependiendo de la especie.

Tasa de elongación foliar: se refiere al incremento en la longitud de lámina verde en un intervalo de tiempo o de una suma térmica. La elongación foliar es la principal expresión del crecimiento de una hoja. El ancho foliar presenta normalmente variaciones de menor magnitud.

Vida media foliar: es el intervalo trascurrido entre la aparición de una hoja y el comienzo de la senescencia. Puede ser expresada como número de intervalos de aparición de hojas. Las hojas tienen una vida limitada, siendo esta una característica relativamente estable para cada genotipo.

La tasa de aparición y elongación de hojas y la vida media foliar, son variables que determinan mayoritariamente los cambios de estructuras que experimentan los macollos en el transcurso de su desarrollo (DAVIES, 1988). El producto de dichos cambios, determinan las características estructurales de las pasturas: número de hojas vivas por individuo, densidad de macollos y tamaño de hojas. A su vez, esta ultima característica define el índice de área foliar de la pastura y con ello la capacidad de capturar energía lumínica para fotosíntesis y abastecer funciones de crecimiento (BEGUET Y BAVERA, 2001; COLABELLI et al., 1998).

Índice  de área foliar: Según  (BEGUET y BAVERA, op cit), el índice de área foliar (IAF) se refiere a la superficie de las hojas presentes por metro cuadrado de suelo. Un índice de área foliar de 5 significa que por cada metro cuadrado de suelo hay 5m2 de hojas.

A medida que el IAF aumenta, menor será la  cantidad de luz que llegue al suelo y mayor será la tasa de crecimiento. Cuando prácticamente toda la luz es interceptada, la tasa de crecimiento es máxima y el valor de IAF se denomina óptimo. Puede ocurrir que la superficie de hoja sea excesiva, por lo tanto, el IAF es superior al óptimo y las hojas básales no reciben suficiente luz. En estos casos, es común observar hojas basales amarillentas y muertas.

El concepto IAF optimo, sería aplicable al manejo del pastoreo si se pudiese ajustar de manera continua la carga a efecto que la cantidad de pastura consumida fuese igual a la que se va produciendo, pero conseguir esto es prácticamente imposible. Una determinada carga que da el IAF óptimo en una época del año, no la da en otra. Al variar la carga, por ejemplo, si se debe disminuir, esos animales tienen que ser llevados a otro potrero, donde la carga se verá aumentada o viceversa.

En resumen, un índice de área foliar elevado significa pérdida de forraje y en el otro extremo condiciones de sobrepastoreo que darán IAF siempre reducidos, van a significar rebrote muy lento, con agotamiento de la planta y menor producción de forraje.

El manejo de pasturas no es independiente del manejo animal y del manejo general de la finca. Existe una serie de factores que influyen sobre el manejo de pasturas, pero solo se puede actuar sobre algunos, tales como: carga, animal, presión de pastoreo, intensidad de pastoreo, frecuencia de pastoreo, oportunidad de pastoreo, sistema de pastoreo y fertilización (Bernal, 2003).

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