Ligadura y desinfección del ombligo
Para este proceso alistamos un recipiente que contenga una solución yodada (una tapa es suficiente para un litro de agua), un hilo, un algodón o trapo limpio y un cicatrizante líquido.
Una vez que la vaca ha secado el ternero con su lengua, procedemos a tumbarlo cogiéndolo de la oreja y del ijar del mismo lado, evitando que se golpee al caer.
Con la cría de medio lado y debidamente inmovilizada por un ayudante, procedemos a desinfectarnos las manos y a lavar el área del ombligo con la solución yodada. Hecho esto, cogemos la tira del ombligo, medimos una distancia de dos dedos a partir de la piel y con el hilo debidamente desinfectado hacemos un nudo doble en este lugar, procediendo a cortar la parte sobrante por debajo del nudo.
Durante los primeros cinco días de vida hay que seguir desinfectando el ombligo, hasta que caiga.
Tenga siempre en cuenta lo siguiente:
– Sólo haga el trabajo con el animal en el suelo, de otra forma no es posible hacerlo bien.
– Ponga especial cuidado al desinfectar las áreas cercanas a la piel.
– Los ombligos sanos generalmente se observan secos y en la parte interna se palpa un conducto delgado.
– Cuando el ombligo se infecta, externamente se ve húmedo y el conducto interno se observa grueso. Con algo de experiencia es posible distinguir desde lejos cuando el ombligo está infectado, lo que nos indica que no se hizo bien la desinfección y hay que consultar con el médico veterinario el tratamiento a seguir. En las Figuras 1.3. y 1.4., se muestra la diferencia en el grosor de un ombligo infectado y uno sano.
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