Cultivos modificados genéticamente que se usan en alimentación animal

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Cultivos modificados genéticamente que se usan en alimentación animal

Los principales cultivos genéticamente modificados que se cultivan actualmente en el mundo son la soja tolerante a herbicidas, maíz resistente a insectos y/o tolerante a herbicidas y algodón resistente a insectos o tolerante a herbicidas.

Estos cultivos son usados ampliamente en la alimentación de ganado tanto como fuente de energía como de proteínas. Estos cultivos OGM utilizados en producción animal, han sido analizados exhaustivamente en lo que respecta a bioseguridad ambiental e inocuidad alimentaria y se han aprobado como seguros para cultivo, comercialización y consumo humano o animal.

No presentan diferencias (conversión, crecimiento, reproducción) cuando son utilizados en alimentación animal en comparación con maíces convencionales. Tampoco es posible detectar ADN o proteínas provenientes de la modificación genética en los productos derivados de estos y otros animales, ya sea carne, leche o huevos.

El maíz Bt (resistente a insectos) obtenido por ingeniería genética no solo tiene la característica de resistir ante el ataque de insectos sino que la planta contiene menores niveles de micotoxinas ya que hay menos lesiones de insectos que permiten la infección y el crecimiento de hongos tóxicos. Esto constituye un importante beneficio para los animales alimentados con maíz, ya que las micotoxinas son muy peligrosas para los animales que ingieren los granos contaminados.

 Mejoramiento nutricional del maíz

Al igual que otros granos de cereales, el maíz ha sido mejorado con la intención de modificar distintas características nutricionales (proporción de endospermas, cantidad de almidón, proteína y aceite) dando origen a una gran variedad. Se han generado nuevos híbridos de maíz denominados “de alto valor”, especialmente para la alimentación de aves y cerdos. Estas líneas especiales, fueron producidas por ingeniería genética o por programas genéticos tradicionales.

El “Maíz de Alto Valor” (MAV), es una nueva especialidad que viene produciéndose desde hace varios años en la Argentina. Consiste en una asociación varietal que produce un grano con mayor valor nutritivo determinado por una mayor concentración de aceite (duplica el valor del maíz común) y en consecuencia mayor aporte de energía y un incremento del 20% en la concentración de proteína, incrementando así el contenido de aminoácidos esenciales especialmente de lisina, en comparación con las variedades convencionales.

Evaluaciones realizadas por INTA, han demostrado que estas variedades superan a los maíces comunes en el crecimiento y la conversión de pollos, y presentan características beneficiosas para el consumidor, como menor cantidad de grasa y ácidos grasos poliinsaturados, y mayor proporción de ácidos grasos monoinsaturados. Actualmente, la Argentina es el primer exportador mundial de maíces MAV con 500.000 toneladas anuales.

En Argentina, están ensayándose a campo, maíces con alto contenido del aminoácido esencial lisina. Comúnmente todas las variedades de maíz con alta lisina obtenidas por mejoramiento tradicional, provienen de los maíces mutantes con incrementada acumulación de proteínas de reserva con alto contenido de lisina en el endosperma.

La ingeniería genética ha permitido el desarrollo de variedades de maíz “Alta Lisina-Alto Aceite” que contienen 36% más de lisina que el maíz convencional dentado amarillo.

Otros desarrollos, también dirigidos a la alimentación animal, incluyen maíces más digeribles, con mayor cantidad de proteína, con mayor contenido de aceite y cuyos aceites contienen más vitamina E.

Mejoramiento nutricional de leguminosas

La soja juega  un rol prominente en la dieta animal por su contenido en proteínas, aunque el porcentaje de algunos aminoácidos como lisina y metionina no alcanza a cubrir las necesidades animales. Con el fin de mejorar su valor nutricional se ha alterado la composición de aminoácidos e hidratos de carbono en la semilla.

Por ejemplo, se ha obtenido una variedad con alteración de los oligosacáridos para reducir los componentes no digeribles. Con el propósito de incrementar el contenido en metionina, se han introducido genes que codifican para la síntesis de proteínas ricas en metionina en diferentes leguminosas con óptimos resultados.

El cerdo es un buen ejemplo de cría intensiva que utiliza alimentos de origen vegetal. Para un crecimiento óptimo, este animal requiere que el 3,5% de la proteína dietaria esté compuesta de aminoácidos sulfurados, de los que por lo menos el 1,6% debe ser metionina.

Ensayos realizados con variedades transgénicas de canola, soja, haba y lupino, en las que se expresaron genes de proteínas ricas en metionina, muestran que la modificación genética permite satisfacer el nivel óptimo de crecimiento sin el agregado de suplementos externos.

Por otro lado, el gen dapA (de dihidrodipicolinato sintetasa) de Coynebacterium glutamicum fue insertado en soja y canola para incrementar el contenido de lisina y se obtuvieron resultados alentadores.


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