Que es la zona de fuga del bovino

Que es la Zona de fuga y factores de estrés en bovinos

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Zona de fuga y factores de estrés en bovinos

Por Moisés castilla bohórquez e Isabel vergara gándara

Anteriormente publicamos una seria de videos de bienestar animal, aquí la puedes ver 

El manejo adecuado de los animales depende de tener conocimientos acerca de su comportamiento, por lo cual el personal manipulador de ganado debe conocer los principios de zona de fuga y punto de balance que le facilitaran su movilización (Rodas & Sulbarán, 2008).

Que es la zona de fuga

La zona de fuga es aquella que permite conocer la distancia que es adecuada para que las personas se acerquen a un animal o manada sin generar molestias en ellos. Según Romero et al. (2011), es la distancia mínima de aproximación del hombre a un animal antes de iniciar su huida.

El ingresar en esta zona de fuga provoca que los animales se alejen; conocer esta zona ayuda a dirigirlos con más facilidad hacia donde se desee trasladarlos sin causarles ningún tipo de daño físico, permitiendo al animal su movimiento natural sin emplear la fuerza.

El tamaño adecuado de esta zona depende de diversos factores como raza, sexo, edad, temperamento y experiencias previas del animal (Tafur & Acosta, 2006). Así, animales que han tenido contacto a menudo con personas tendrán distancias de fuga menores que aquellos que rara vez ven personas (Moreno, 2002). Animales con temperamento muy suave no tienen zona de fuga y se pueden tocar (Grandin, 1991).

Para determinar zona de fuga en los animales domésticos, se puede caminar lentamente hacia el animal y cuando este se mueva, se habrá alcanzado el límite de la zona de fuga (Grandin, 1985).

El punto de balance o equilibrio ayuda a transportar el animal, es un punto imaginario ubicado a la altura del hombro del animal, si la persona se para detrás de este punto el bovino se moverá hacia adelante, pero si la persona se para delante de este punto, el animal retrocederá (Tafur & Acosta, 2006).

En el movimiento de los animales en las mangas se debe tener presente este concepto de punto de balance, ya que es muy común que los trabajadores se ubiquen delante de este punto ocasionando que el animal retroceda en vez de avanzar; aplicando el punto de balance es muy fácil mover al animal a través de la manga sin necesidad de golpearlo (Rodas & Sulbarán, 2008).

Es recomendable ocupar la manga solo hasta 50% de su capacidad, para facilitar el movimiento del ganado, además de tener la puerta de entrada abierta, ya que si está cerrada el ganado tiende a retroceder (Tafur & Acosta, 2006).

En la figura 1 se muestran los principios de zona de fuga y punto de balance a emplear para facilitar el movimiento de los bovinos, donde se ilustra la posición que debe tomar el operario respecto al punto de balance del bovino si desea que este avance o retroceda; además, se muestra la zona ciega ubicada detrás del animal, en la cual no puede ver al operario y se sentirá incómodo por lo cual se dará la vuelta entorpeciendo el trabajo que se esté realizando con ellos, en ese momento el operario deberá retroceder para distanciarse más del animal (Grandin, 1991).

Es importante que el operario tenga en cuenta que, si invade demasiado la zona de fuga del animal, este se sentirá atrapado y tratara de huir o enfrentarlo, por lo cual debe retirarse de esta zona para que el animal se tranquilice (Grandin, 1985).

Figura 1. Zona de fuga y punto de balance en bovinos.

Cuando el trabajador se mueva hacia la posición A, que está fuera de la zona de fuga, el animal dejará de alejarse. Si pasa a la posición B, penetrará en la zona de fuga y hará que el animal comience a moverse. Si se trabaja con el ganado entendiendo los conceptos de la zona de fuga y el punto de balance, se consigue moverlo más fácilmente.

La zona de fuga es el espacio personal del animal, y su tamaño está determinado por su nivel de domesticación o salvajismo. Los animales totalmente mansos no tienen zona de fuga, y la gente los puede tocar.

El animal comienza a apartarse del ganadero cuando éste atraviesa el límite de su zona de fuga. Si todos los animales de un grupo están mirando de frente al ganadero, significa que éste se encuentra fuera de su zona de fuga.

Cuando el ganadero está afuera de la zona de fuga, los animales se dan vuelta y lo miran de frente  manteniéndose a una distancia segura mientras Cuando el ganadero entra en la zona de fuga, los animales se dan vuelta y se alejan de él.
El siguiente es el esquema del movimiento del ganadero para hacer que el ganado avance, trabajando del lado interior de una manga curva:

Cada uno de los animales avanza cuando el operario ganadero cruza su punto de balance, caminando hacia atrás. Para volver adelante de la manga, el ganadero debe ir directamente, alejándose de los animales.

Si se trabaja en una manga recta, el movimiento del operario ganadero para mover a los animales hacia el cepo o casilla de sujeción es el siguiente:

Para ver los vídeos de Temple Grandin clic aqui

Para hacer que los animales se adelanten, hay que caminar paralelamente a ellos pero en sentido contrario. Para volver hacia adelante, hay que caminar en sentido oblicuo, alejándose para dejar la zona de fuga de los animales que están en la manga.

Los bovinos, así como otros rumiantes, tienen la tendencia a moverse en la dirección opuesta cuando se penetra directamente su zona de fuga. El principio que ilustran estos dos diagramas es que el ganadero debe entrar en la zona de fuga en la dirección opuesta a la del movimiento que desea producir. Cuando regrese a su posición inicial, el ganadero caminará en la misma dirección del ganado, pero deberá hacerlo fuera de su zona de fuga.

Cuando se sujeta a un animal en el cepo, el operario debería pararse fuera de su zona de fuga. Para mover al siguiente animal hacia el cepo, el ganadero entrará en su zona de fuga desde adelante, y el animal se adelantará cuando crucen el punto de balance a la altura de su hombro.

Para hacer que se mueva solamente el animal de adelante, el operario deberá detenerse cuando haya atravesado su punto de balance.

Cuando se arrea ganado en terrenos amplios y abiertos, el movimiento calmo y ordenado de los animales se logra muy  fácilmente siempre que se entienda el funcionamiento de la zona de fuga y se apliquen unos pocos principios básicos. Para hacer que los animales se muevan ordenadamente, el vaquero debe alternar su posición, entrando y saliendo sucesivamente de la zona de fuga colectiva de la manada:




La presión no debe ser continua, sino que es más efectiva una presión oscilante sobre el límite de la zona de fuga.

El jinete se debe mover en zig-zag, adelantándose y atrasándose con respecto a la manada. Cuando vaya hacia atrás, en dirección opuesta a la manada, entrará en su zona de fuga y acelerará el movimiento. Cuando vaya hacia adelante, en la misma dirección que la manada, se alejará de la zona de fuga de la manada, y frenará su movimiento.

Para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el ganadero debe trabajar en el borde de la zona de fuga. Para hacer que los animales se muevan, entrará en la zona de fuga; para hacer que se detengan, retrocederá hasta salir de la zona de fuga.

El operario debe evitar el punto ciego del animal, que está detrás de su cola. Es conveniente abstenerse de penetrar profundamente en la zona de fuga. Los animales se ponen muy inquietos si una persona se mete en su espacio personal y no tienen la posibilidad de alejarse.

Si el ganado se da vuelta y se escapa hacia atrás del jinete cuando se lo arrea por un callejón en los corrales, la causa más probable es un exceso de penetración en su zona de fuga: al no poder fugar hacia adelante porque hay otros animales ocupando el espacio, los animales se dan vuelta para tratar de escapar del vaquero que los empuja.

Cuando esto sucede, el vaquero debe retroceder para aumentar la distancia que hay entre él y los animales. Este retroceso debe hacerse a la primera indicación de que hay animales que quieren darse vuelta y escapar hacia atrás. Si un grupo de animales retrocede al olfatear algo o ver una sombra adelante, hay que tener paciencia y darle tiempo al primero para que supere el obstáculo; el resto de los animales lo seguirá.

Si los animales retroceden en una manga, hay que alejarse de ellos; no hay que tocarlos ni golpearlos, pues retroceden en un intento por aumentar la distancia entre ellos y la gente. Normalmente, se tranquilizarán si se los deja solos.

Un grupo de animales que se mueve en manada mantiene contacto visual entre sí, de modo que toda la manada se puede mover como un conjunto coordinado. El animal que está en la segunda posición, tras el que va adelante, está ubicado precisamente atrás de su punto de balance. Esa es la posición que debería ocupar una persona para mover esos animales.

 

  Usando los principios de comportamiento animal en la zona de fuga, un operario ganadero podrá hacer entrar el ganado en un corral de manera tranquila y ordenada. Las posiciones que se ilustran en este diagrama permiten controlar el flujo de ganado a través de la puerta.

Se puede acelerar o frenar el movimiento del ganado mediante el acercamiento y alejamiento (moviéndose hacia los animales y luego hacia atrás). Si el operario se mueve en el mismo plano, sin acercarse ni alejarse de los animales, su control del movimiento no será tan efectivo

Factores que generan estrés.

El estrés animal es definido como la acción de estímulos nerviosos y emocionales provocados por el ambiente sobre los sistemas nervioso, endocrino, circulatorio y digestivo de un animal, produciendo cambios medibles en los niveles funcionales de estos sistemas, en especial altera la homeostasis interna induciendo cambios en la actividad del sistema nervioso autónomo y el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal-HPA; se denomina “Diestrés” cuando la repuesta del animal al factor estresante pone realmente en riesgo su bienestar (Romero & Sánchez, 2012; Cobo et al., 2012).

 Existen diferentes factores a lo largo del proceso de pre-sacrificio que generan estrés en el bovino. Entre estos se encuentran: incremento en el uso de implementos de manejo como punzones y tábano eléctrico; mezcla de animales de diferente procedencia y contacto con personas desconocidas; circunstancias incomodas durante el transporte como rampas, superficies resbaladizas, densidad de carga, movimientos bruscos del vehículo, ruidos, entre otros; relación con ambientes nuevos; privación de alimento y agua; cambios en la estructura social; condiciones climáticas diferentes, temperatura, humedad, donde el calor excesivo es un factor muy común que genera estrés; falta de descanso, entre otros factores (Romero & Sánchez, 2012).

 De acuerdo al tipo de estrés sufrido por el animal en la etapa de pre-sacrificio ya sea físico, psicológico o sociológico existen ciertos factores desencadenantes de estrés, como se muestran en la siguiente tabla.

Además de los factores antes mencionados que provocan estrés en el bovino, el miedo es un poderoso causante de estrés psicológico; la respuesta de miedo del animal es muy particular e impredecible y depende de la situación en particular y de cómo perciba el animal el manejo que le están dando en ese momento (Moreno, 2002).

Las reacciones de miedo en los bovinos provocan que estén alertas ante cualquier depredador; el miedo es un estado emocional indeseable de los animales que tiene las siguientes implicaciones económicas y de manejo: necesidad de un mayor número de operarios bien entrenados; mayor riesgo con relación a la seguridad del personal y de los animales; tiempo requerido para el manejo; necesidades de mejoramiento y mantenimiento de la infraestructura; lotes heterogéneos, por la presencia de animales con diferentes grados de susceptibilidad al estrés; pérdida del rendimiento y calidad de la carne, entre otros (Romero et al., 2011).

Conductas indicadoras de estrés.

 Es importante identificar en cada etapa de producción de bovinos, indicadores validos que permitan evaluar el nivel de bienestar animal (Barros, 2007).

La etapa de pre-sacrificio de los bovinos conlleva una serie de actividades de manejo que provocan la generación de estrés, que se considera como un indicador de pérdida del bienestar animal; la aparición de estrés está relacionada con el cambio del comportamiento fisiológico de algunos bioindicadores hormonales como el cortisol, y variables sanguíneas como glucosa, creatinfosfoquinasa y urea, entre otros (Romero & Sánchez, 2012); lo cual trae consecuencias negativas en la calidad de la carne.

Por todo esto se hace necesario medir esta cualidad mediante el estudio de conductas que permitan conocer el comportamiento animal. Existen varios tipos de indicadores de bienestar animal ya sean, físicos, fisiológicos, patológicos, productivos y etológicos o basados en su comportamiento natural; los indicadores etológicos tienen la ventaja de no ser invasivos, lo cual evita generar aún más factores de estrés, son económicos, dan buenos resultados y son prácticos, razones por lo cual son muy recomendados.

Este tipo de indicadores fueron propuestos por Grandin en el 2010 y se apoyan en puntuaciones máximas aceptables de comportamiento animal basadas en malas prácticas de manejo, negligencia, abuso animal o equipos en mal estado (Cobo et al., 2012). Entre estas se tienen:

  • Caídas y resbalones: Las caídas se presentan cuando cualquier parte del animal diferente de las pezuñas toca el piso, en cambio los resbalones se dan cuando el animal no puede mantener su postura normal, pero sin que ninguna parte diferente de las pezuñas toque el suelo. Cuando se presentan altos índices de caídas y resbalones esto puede indicar pisos en mal estado o malas prácticas de manejo. Estos se evalúan en las actividades de cargue, transporte y movilización de bovinos (Grandin, 1998). Solo se aceptan caídas en el 1% de los animales y resbalones en el 3%, si se presentan porcentajes más altos indica pobre bienestar animal (Grandin, 2010).
  • Vocalizaciones: Hacen referencia a cualquier sonido que se escuche y sea emitido por el bovino (Grandin, 2010). El 99% de las vocalizaciones indica eventos adversos como el uso de tábanos eléctricos o un mal proceso de insensibilización. Este indicador solo debe ser tenido en cuenta durante el manejo, ya que de lo contrario solo sería empleado para comunicación con otros animales y no podría tenerse en cuenta como indicador de pérdida de bienestar animal. Para medir las vocalizaciones cada animal se categoriza como vocalizador o no vocalizador y se acepta máximo el 5% de animales.
  • Uso de tábano eléctrico: No es muy recomendable su uso constante ya que estresa al animal y afecta la calidad de la carne, solo se debe emplear cuando hay problemas para movilizar el bovino. La picana debe ser accionada con baterías y no sobrepasar los 50 voltios (Grandin, 2012). Para evaluar este indicador se calcula la proporción de animales en que este elemento es utilizado, con un máximo aceptable del 5% (Grandin, 2010).




Además de los indicadores antes mencionados; los intentos de escapar, las patadas y la lucha son otros tipos de conductas que muestran estrés (Moreno, 2002). La investigación realizada por Gallo & Tadich (2008), en la cual se determinaron algunos indicadores etológicos en 500 bovinos en una planta de beneficio en Chile, muestra que al capacitar a los trabajadores se presentó una disminución significativa de dichos indicadores, pero que no fue suficiente para alcanzar lo mínimo aceptable, por lo cual luego se realizaron cambios menores en la infraestructura esencialmente eliminando distractores que impedían el avance de los animales con lo cual no se presentaron cambios significativos y se concluyó que además de capacitar a los trabajadores es necesario tener estructuras adecuadas de acuerdo al comportamiento bovino.

Es necesario realizar auditorías para cuantificar objetivamente los problemas que surgen en cada etapa en función de los indicadores seleccionados (Barros, 2007).

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Parte de la fuente: http://www.grandin.com


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