Biocenosis, materia orgánica
Biocenosis es el desarrollo dinámico de la vida del suelo.
Es el fenómeno de equilibrio constituido por los macro, meso y microorganismos que viven en el suelo, el cual tiene diferentes grados de desarrollo de acuerdo a las agresiones a las que ha sido sometido el suelo, tales como: quema, arados, envenenamiento por agro tóxicos como fertilizantes químicos y herbicidas.
En un pastizal manejado regenerativamente bajo este método, holístico y racional, la cantidad de organismos del suelo aumenta progresivamente, hasta alcanzar en pocos años una intensa actividad de biocenosis, denominada “Clímax de la Pradera”; debido principalmente, a unos fertilizadores orgánicos o naturales, los cuales bien manejados, anularán la necesidad de fertilizantes químicos, que, además de producir fuerte dependencia en los pastizales, aniquilan la vida del suelo y su fertilidad, exterminando los cultivos.
La evolución de la biocenosis del suelo, desde su estado inicial, cuando comienza el manejo racional de las pasturas, hasta alcanzar el clímax, es un proceso de alta complejidad que involucra numerosos aspectos: un suelo agredido por laboreos o cualquier actividad similar, o intoxicado con agro tóxicos y fertilizantes industriales de alta solubilidad, tiene una actividad biológica, una biocenosis, limitada; el suelo de una pastura bien manejada, al cabo de algunos años, tiene una intensa y heterogénea actividad biológica.
Los organismos del suelo reciclan los nutrientes mediante un fenómeno denominado Círculo Virtuoso. Desde la época de la conquista por los europeos, se impusieron tecnologías equivocadas para la agricultura y la ganadería, que no tuvieron en cuenta las condiciones reinantes en el medio tropical, lo que se tradujo en la destrucción paulatina de los recursos naturales y en la disminución de la calidad de vida y empobrecimiento del hombre del campo, (Forero s.f.).
Se puede afirmar que, cuando más intensa la actividad biológica, más rico es el suelo, más sanas las plantas que en el crecen, más saludables los animales que de ellas se alimentan y más satisfechos los humanos que los consumen, hasta porque el arado es una “catástrofe elemental” para la vida del suelo, como ya afirmó H. Franz en 1942 apud Klapp, y Faulkner en 1945, cuando expresó que “hasta hoy no se presentó una sólo razón científica par el uso del arado”.
Los conquistadores, trajeron tecnologías originadas para las condiciones de la zona templada, donde sus suelos permanecen aproximadamente tres meses congelados y luego otros tres meses en descongelación, que, al entrar la primavera, aran y voltean para insolarlos o calentarlos y sembrar logrando que las semillas germinen.
Estas tecnologías equivocadas, incluso actualmente en esos países, que incluyeron labranza con arados y rastrillos y la quema de la vegetación para mantener los potreros y los cultivos limpios, se extrapolaron al medio tropical, donde sus suelos permanecen casi todo el tiempo insolados durante el día, con temperaturas superiores a los 40°C, entre las 10 am y las 4 pm y en presencia de fuertes aguaceros. Los suelos, en ninguna latitud, menos aún en el trópico, no deben voltearse, porque esto mata la vida del suelo y no beben limpiarse retirando su cobertura vegetal, tanto de especies de piso como de especies arbóreas, porque ésta se requiere para proteger el suelo de las altas temperaturas y el impacto de las fuertes lluvias.
La biocenosis y los tiempos variables de reposo y de ocupación de la pastura son la fundamentación científica básica de PRV, y las instalaciones, absolutamente necesarias, son los medios para la atención de las demandas emanadas de estos fundamentos científicos esenciales.
Cuando se instala un proyecto en un área que fue agredida va sea con laboreo, como con pasturas cultivadas o con pastoreo continuo, la primera etapa del proceso es desintoxicación del suelo, proceso que puede llevar varios años, en general, de dos a cuatro. No se debe confundir, sin embargo, desintoxicación con recuperación de los “años de miserias”.
La MO es frecuentemente evaluada por su tenor en NPK, acrecentada, a veces, por su función física de mejoría de la estructura del suelo. Es considerada como un abono mineral. Aunque estas funciones sean reales, se trata de una apreciación unilateral y reduccionista, y por lo tanto, equivocada, porque el papel más relevante de la MO se relaciona al estímulo y desencadenamiento de la biocenosis, esto es, de los procesos bioquímicos del suelo que le dan la condición de catalizadora de la vida del suelo, de biocatalizadora.
La vida es el medio y el instrumento de recuperación y de incremento de la fertilidad del suelo. La MO es le catalizador de la vida del suelo.
Es precisamente en el desencadenamiento y en la activación de los procesos biológicos, y en consecuencia, en el incremento de la fertilidad del suelo y en la fijación y almacenaje del C que se define la importancia de la MO, como la principal fracción del suelo. Cualquier planta prospera en un medio compuesto exclusivamente de MO humificada, y ninguna otra fracción purificada del suelo es capas de desempeñar función semejante.
La MO sirve como un reservorio de nutrientes, de agua y de C, reduce la compactación e incrementa la infiltración del agua y la entrada del aire en el suelo. La MO se diferencia del material orgánico porque es humificada y estable, en cambio el material orgánico es inestable, sufre la acción de microorganismos y se descompone, con la pérdida de cerca de 90% de su composición. Son necesarios por lo menos 10 kg de material orgánico para formar 1 kg de MO. El aumento de 1% del contenido de MO en el suelo representa cerca de 20 t/ha, o sea, 200 t/ha de material orgánico. Este material orgánico es proporcionado por las raíces y por la parte aérea de las pasturas, y en PRV, también por el aporte de bosta y orina. Las raíces proveen cerca de tres veces más material orgánico que la parte aérea (Funderbug, 2002).
El incremento y la protección de la MO pasa a ser, así, el primer paso par una agricultura – animal o vegetal – técnicamente sustentable y agroecológicamente correcta. Las prácticas que reducen el nivel de MO del suelo son predadoras de la naturaleza: así es la agricultura convencional; el PRV, al contrario, incrementa el tenor de MO del suelo.
La MO desempeña múltiples y positivas funciones, de las cuales destaco:
- Posee poder esponja, pues la MO tiene una elevadísima capacidad de absorción y retención de agua, puede retener una cantidad de agua equivalente a más de 10 veces su propio peso. Esta propiedad de la MO reduce los efectos erosivos de los escurrimientos, drena lentamente el agua hacia los manantiales, mantiene la temperatura del suelo más estable y retiene más su humedad:
- Posee poder de resiliencia, propiedad que protege al suelo de la compactación, pues la MO actúa como una superficie elástica cuando los animales caminan;
- la MO es la fracción del suelo con mayor CIC, (Kiehl, 1985; Van Raij, 1991; Lorge, 1988), que es aproximadamente 10 a 30 veces mayor que el de la vermiculita, y su contribución es mayor en la parte del suelo próxima a la superficie, esto es, la más importante para la vida vegetal (Van Raij, 1991);
- es el principal reservorio terrestre de C – un gramo de MO secuestra 3,67 g de CO². Se pudiésemos aumentar el tenor de MO en los suelos del globo terrestre en un 1, el contenido de CO² atmosférico sería reducido a los niveles preindustriales ( Nation 1996).
- es rica en micro elementos – La MO contiene los micro elementos Cu, B, Zn, Mo, Mn, y otros, en cantidades y solubilidad acordes con las necesidades de las plantas. La asimilación del Zn por las plantas es mayor, cuando está asociado a la MO (Jorge, 1988);
- mejora la estructura del suelo. La MO recompone la estructura del suelo, restableciendo la macro y micro porosidad, contribuyendo con la formación de los agregados;
- Actúa en el control de la erosión. El aumento de 1 a 3% de la MO del suelo puede reducir la erosión en 20 a 33%, porque aumenta la infiltración del agua y promueve la formación de agregados estables:
- Corrige la acides de suelo – la MO corrige la acidez del suelo (Primavesi, 1968) sin los daños del calcáreo, que dispersa los coloides (Gjorup, 1989).
El suelo es un medio natural compuesto de minerales, agua, aire, materiales orgánicos y organismos vivientes, que en el clima tropical, en estado virgen produce una bioestructura grumosa muy favorable para la expansión radicular. Para eso necesita de materia orgánica; como ésta sufre descomposición rápida en clima tropical húmedo, es indispensable su reposición periódica. La pobreza mineral del suelo tropical no constituye una desventaja mientras su bioestructura sea buena, lo que prueba la vegetación exuberante en suelos vírgenes. En la zona tropical ecuatorial, la temperatura, las lluvias y los vientos son muy fuertes, y por esto, la tendencia de la naturaleza ha sido la mantener esta zona con coberturas vegetales densas, como las selvas y los bosques tropicales, para proteger el suelo y su biota del sol, de las lluvias y vientos fuertes. Si se elimina arbustos y árboles, se pierden las barreras rompe vientos y así el viento que está sobre el suelo, se calienta llevándose consigo la humedad proveniente de la transpiración de las plantas y los suelos se secan más rápidamente, haciendo más fuertes las sequías en ausencia de lluvias, Primavesi (2.001).
El suelo tropical debe estar protegido con vegetación o cobertura vegetal; como tiene mucha vida no se debe intervenir con labranza; por esto actualmente se está recomendando cada vez más la labranza mínima o la cero labranza. La labranza produce antes de dos horas una nube de gas carbónico contenido en el suelo, que contamina la atmósfera, incrementado el efecto invernadero y haciendo in fértil el suelo.
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Muy buen artículo sobre la biocenosis, información que debe de llegarle al agricultor y al pecuario porque en gran cuantía desconocen.
Saludos!