Fisiología y metabolismos de la producción de leche de cabra
Metabolismo de la ubre de la cabra.
La ubre de la cabra transforma los materiales recibidos de la sangre en productos específicos de secreción: proteína, grasa, lactosa, sales, vitaminas y fermentos. Son necesarias grandes cantidades de sangre para suministrar a la mama los elementos indispensables para la síntesis de la leche.
Se estima que para producir un litro de leche se requiere el paso por la ubre de un equivalente a 500 litros de sangre (Bruckmaier, 2005). Para que los elementos que contiene la sangre se incorporen en las células de los acinis, es necesario que la corriente sanguínea sea lenta, de ahí que la sangre llega por la arteria pudenda externa a cada lado de la mama (arteria mamaria craneal y caudal, respectivamente), se distribuye por un sistema capilar amplio y vuelve a transitar por venas que tienen una sección mayor que las arterias; esta disposición disminuirá la presión sanguínea y velocidad de circulación de la mama (Agraz, 1989).
Procesos de la producción de leche.
En relación con el ordeño, las fases más importantes del proceso de producción de leche (galactogénesis) son la eyección o vaciado de los alvéolos mamarios y descenso de la leche al seno glandular o cisterna y la evacuación o salida de la leche, bien por ordeño o por amamantamiento.
La evacuación puede ser pasiva y corresponde con la salida al exterior de la leche cisternal o puede ser activa, que es la salida de la leche alveolar (Buxadé, 1996).
Durante la gestación de la cabra, la producción de estrógenos y progesterona impide la secreción de leche, estas hormonas a su vez facilitan el secado.
En el momento del parto de la cabra, la secreción de la progesterona disminuye brutalmente, dando lugar a un desequilibrio entre las hormonas que desencadenan la actividad de la glándula mamaria; por otra parte, esta disminución permite la secreción de oxitocina por la hipófisis al final de la gestación y de la prolactina que participa en la actividad de la glándula mamaria y en la secreción láctea, aunado todo esto al estímulo sobre el pezón que ejerce la cría (Luquet, 1991).
En el momento del ordeño, la leche se encuentra almacenada en dos niveles: la contenida en la cisterna o seno glandular, denominada “leche cisternal”, y el resto, denominada “leche alveolar”, distribuida por la red de canales y alveolos de la ubre (Buxadé, 1996).
La extracción de la leche almacenada en la cisterna de la ubre, puede realizarse por gravedad una vez superada la apertura del esfínter del pezón, determinado tipo de acciones realizadas por el cabrito, el ordeñador o la máquina de ordeño, posibilitan tal apertura.
Sin embargo, la extracción de la leche alveolar localizada en la parte alta de la mama precisa de la puesta en práctica del mecanismo neurohormonal de la eyección de leche (Buxadé, 1996).
Fuente: Buxadé, 1996 Distribución de la leche en la ubre.
Fisiología de la eyección de la leche.
Buxadé, 1996, menciona que la existencia del reflejo neuroendocrino o de eyección es fundamental para evacuar la mayor parte de la leche contenida en la glándula mamaria de un animal.
La calidad de los estímulos periféricos (presencia del cabrito, entrada en la sala de ordeña, presencia del ordeñador, ruido de los elementos y utensilios de ordeño, etc.) a los que el animal se encuentra sometido juegan un papel muy importante en la puesta en marcha del reflejo de eyección.
Los estímulos producidos por el ordeño son percibidos por el sistema nervioso central a nivel mamario en los receptores sensoriales de la ubre, que están en conexión con nervios aferentes que envían la información hacia los centros superiores a través de la médula espinal, cuyas aferencias acaban de forma difusa en la formación reticular del hipotálamo (Buxadé, 1996).
Fuente: Adaptado de Buxadé, 1996 Mecanismos implicados en la eyección de leche.
En las células neurosecretoras de los núcleos paraventriculares y supraóptico del hipotálamo son sintetizadas las hormonas neurohipofisiarias (oxitocina y vasopresina).
Estas hormonas son transportadas a la hipófisis a través del eje hipotalámico-hipofisario, donde son almacenadas en la neurohipófisis.
Tras la llegada del estímulo correspondiente al hipotálamo, se envía la orden a la hipófisis, a través del eje, para que se libere la oxitocina al torrente sanguíneo.
Cuando la oxitocina llega a la ubre, se acopla a receptores alfa, beta específicos que están en las células mioepiteliales que rodean a los alveolos, de manera que por acción de la oxitocina se contraen, cegando el lumen alveolar y obligando a la leche allí contenida a descender hacia la cisterna de la ubre, donde, se encuentra al alcance del cabrito o de la máquina de ordeño (Buxadé, 1996).
En el artículo publicado por Bruckmaier, 2005 en el seminario internacional “Producción de leche caprina”, menciona que la liberación de oxitocina como consecuencia de una estimulación táctil de la ubre ocurre dentro de los 30 segundos, y su concentración aumenta significativamente en el primer minuto de ordeña, es por ello la necesidad de un ordeño rápido, para obtener una eficiencia máxima de la oxitocina.
Una vez terminado el ordeño y la mama vacía, la actividad glandular se reinicia. La leche es segregada a un ritmo que se mantiene, alrededor de 16 horas, si el ordeño no es efectuado al término de este periodo, la elaboración de la leche se hará lenta como consecuencia de la presión interna, que aumenta y dificulta cada vez más la secreción (Buxadé, 1996).
La realización del ordeño en condiciones inadecuadas y que por tanto producen tensión nerviosa, malestar o estrés en los animales, da lugar a la inhibición de la eyección de la leche por activación del sistema nervioso simpático que actúa aumentando la secreción de catecolaminas (adrenalina), cuya función es contraria a la oxitocina y debido a ello, reduce la síntesis y liberación de esta hormona. Estos hechos justifican la necesidad de que el ordeño se realice en un ambiente tranquilo para los animales (Buxadé, 1996).
Desde el punto de vista productivo, el que las catecolaminas impidan la salida de la leche es un hecho grave. En primer lugar, porque la cantidad de leche ordeñada sería muy reducida debido a que únicamente se obtendría la leche cisternal.
En segundo lugar, porque la leche ordeñada tendría menor contenido en grasa, puesto que en la parte superior de la ubre (leche alveolar) se concentra mayor porcentaje ella. Finalmente, porque la retención de grandes cantidades de leche en la ubre tras el ordeño inhibe la actividad secretora de los alveolos y favorece la aparición de mastitis en los rebaños (Buxadé, 1996).
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Muy interesante, yo tengo cabras sanen y alpinas, algunos tips en alimentacion q me puedan ayudar.