la vaca en transición

Estrategias de monitoreo de la vaca en transición

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Autor: Pedro Melendez  MV, MS, PhD. College of Veterinary Medicine. Universidad de Missouri, EEUU

El período desde un estado de preñez no lactante (vaca preparto) a un estado de no preñez y lactante (vaca postparto) es a menudo una experiencia desastroza para la vaca lechera.” (Goff y Horst, 1997).

Que es el periodo de transición de la vaca?

El período de transición se define como las últimas 3 semanas de gestación de la vaca hasta las primeras 3 semanas después del parto de la vaca. El objetivo de un adecaudo manejo del período de transición es asegurar un adecuado desarrollo de la cría en el último tercio de gestación, mantener una adecuada Condición Corporal (CC), preparar la glándula mamaria para la próxima lactancia y optimizar la producción de leche y minimizar la incidencia de enfermedades del periparto.

Sin embargo, durante este período ocurren un sin número de desórdenes, tanto metabólicos como infecciosos, que determinan un impacto económico negativo para las operaciones lecheras. La fiebre de leche o hipocalcemia, la retención de membranas fetales (RMF), la metritis, la ketosis y el hígado graso junto con los desplazamientos del abomaso principalmente afectan a la vaca durante las primeras 2 a 3 semanas de lactancia.

El estrés físico y metabólico de la preñez, el parto y la lactancia contribuyen a la disminución de las defensas del animal durante el período periparto. Esta inmunosupresión conlleva a un incremento de la suceptibilidad a la mastitis en la vaca y subsecuentes enfermedades bovinas de tipo infecciosas. Otras enfermedades que no son clínicamente aparentes durante las primeras 2 semanas de lactancia (laminitis, quistes ováricos y endometritis) pueden afectar al animal a posterior , pero estando relacionadas con lo que ocurrió en el período de transición. En la Tabla 1 se resume la definición de casos, incidencia y pérdidas económicas por concepto de algunas enfermedades del periparto.

Son muchos los factores de riesgos que se han asociado a las enfermedades del periparto. Muchas de estas enfermedades a su vez son factores de riesgo de otras. Como muestra la Figura 1, una vaca que experimenta un episodio de fiebre de leche tiene un riesgo de 2 veces de contraer una distocia o retención de membranas fetales y un riesgo de 2,4 veces de desarrollar un cuadro de cetosis.

Conociendo los factores de riesgo se puede lograr prevenir en alguna medida los desórdenes del periparto con la consiguiente disminución de las pérdidas económicas e incremento en la rentabilidad del negocio lechero. Los factores nutricionales y de manejo juegan un rol preponderante en el desarrollo de muchos de los desórdenes del periparto.

Quizás el factor fisiológico que mayormente incide en la aparición de las enfermedades del periparto es la disminución en el consumo de materia seca (MS) que ocurre durante la última semana de gestación y que continúa por un período relativo después del parto.

Esta disminución explica la movilización de reservas corporales que la vaca experimenta durante el periparto con el consecuente incremento en los ácidos grasos no esterificados y el posible desarrollo de hígado graso, si es que la vaca está sobrecondicionada al momento del parto (CC > 3.75, escala 1-5) y la movilización grasa es excesiva.

Por otro lado, si la vaca genéticamente presenta un potencial de alta producción, requerirá de una mayor demanda de glucosa para la síntesis de lactosa. En este escenario la vaca experimenta una hipoglicemia relativa que junto con la movilización grasa desencadenará una mayor producción de cuerpos cetónicos, con el consiguiente desarrollo de cetosis clínica o subclínica. Por otro lado, las excesivas demandas de calcio han hecho de la hipocalcemia una de las enfermedades metabólicas más recurrentes en el ganado lechero al momento del parto. Ultimamente, y en el contexto de la prevención de la hipocalcemia clínica, la alimentación de sales aniónicas ha sido fundamental.

Paralelamente, la adaptación del rumen a una dieta más rica en carbohidratos no estructurales (almidón) requiere de una estrategia cuidadosa y efectiva con el propósito de evitar cambios bruscos en la fermentación ruminal y el desarrollo de acidosis subclínica. La aparición de acidosis subclínica se verá reflejada en una mayor incidencia de cojeras durante los primeros 100 días de lactancia y una disminución en el porcentaje de materia grasa láctea.

En el marco de estas complejas interacciones, el manejo general y alimentario del período de transición se hace prioritario. Cualquier esfuerzo que signifique evitar una caída brusca en el consumo de MS alrededor del periparto será beneficiosa para el animal. Las estrategias de manejo deben comenzar por un período de secado adecuado de entre 50 a 70 días pre parto. La CC al secado debe ser la adecuada (3 a 3.25) para permitir a la vaca mantener o ganar levemente CC y asi obtener una CC al parto de 3.5 para vacas y 3.25 para vaquillas.

Los requerimientos de energía y proteina durante la primera fase del secado deben ser moderados (Tabla 1). Tres a 4 semanas antes de la fecha probable de parto las vacas deben ser movidas a un lote de transición preparto, las cuales deben empezar a recibir una dieta más rica en concentrados, similar a la dieta de lactancia, con el propósito de adaptar el rumen a las nuevas condiciones de alimentación.

El uso de sales aniónicas debe ser relativo al contenido de potasio y otros iones de la dieta preparto. Considerando la información disponible relativo al contenido de iones de la dieta preparto, se debe ofrecer una ración con una diferencia catiónica aniónica de -50 a -100 mEq/kg MS, usando la ecuación (Na + K) – ( Cl + S). De este modo, se logrará prevenir en una gran magnitud la aparición de fiebre de leche. El uso y consumo adecuado de las dietas aniónicas se debe monitorear periódicamente a través de la medición del pH urinario.

Para la raza Holstein la meta debe ser de entre 6 y 6,5. El tamaño de la fibra efectiva es crucial en la prevención de acidosis subclínica y desplazamientos del abomaso. Tanto un tamaño pequeño como un exagerado tamaño de partículas puede significar una alteración en el consumo de MS y los patrones de fermentación ruminal. Con un tamaño excesivo en fibra, el animal tiende a seleccionar las partes más suculentas de la dieta con un  resultado similar o quizás peor al consumo de dietas con tamaños de partículas exageradamente pequeñas.

La medición del tamaño de partículas se puede llevar a cabo en forma rutinaria a través del uso de separadores, principalmente de dietas mixtas o totales. Para una dieta mixta se recomienda entre un 8 a 10% de la dieta total que sean partículas de forrajes mayor a 19 mm de largo. Para esto, estratégicamente se debe evaluar el orden en la incorporación de los insumos al carro mezclador y el tiempo mínimo y máximo de mezclado para lograr dicho objetivo. El nivel de proteina debe ser el adecuado y no permitir un exceso que se puede pagar caro debido al costo de la proteina y al impacto negativo en la fertilidad que podrían significar los excesos de amonio ruminal y urea en el organismo.

La proteina cruda se puede monitorear a través de las mediciones de nitrógeno ureico en leche o sangre, y se debe interpretar con precaución, considerando también el nivel energético de la dieta. Los minerales deben ser balanceados, cuidando de respetar la relaciones recomendadas, especialmente de los elementos traza. Lo mismo es válido para las vitaminas.

El uso de ciertos aditivos puede ayudar a disminuir el riesgo de algunas de las enfermedades del periparto. El uso de ionóforos, aminoácidos quelados, propilen glicol, propionato de sodio, propionato de calcio, niacina, vitamina E/Se y otros aditivos son recomendaciones viables en el manejo de la vaca en transición. Sin embargo, ellos no reemplazan los niveles de los nutrientes esenciales, sino más bien complementan el efecto de un buen manejo alimentario.

El momento del secado ofrece la oportunidad de evaluar la glándula mamaria antes de llevar a cabo dicha norma de manejo. La terapia de secado es fundamental para prevenir el desarrollo de mastitis durante el periodo seco. Este momento también puede ser aprovechado para realizar el recorte correctivo de las pezuñas en el marco de la prevención de las cojeras. Sea cual sea el protocolo, los esquemas de vacunación no se deben olvidar en ningún momento. El uso de vacunas en la prevención de mastitis ambientales al parto, enfermedades infecciosas recurrentes o vacunas que estimulen la producción de calostro de mejor calidad se pueden considerar durante este período.

Finalmente, todos los factores relacionados al comfort de la vaca en transición y por ende a una optimización del consumo de MS alrededor del parto serán fundamentales como parte del manejo del rebaño. Un adecuado espacio de comederos (0.7 m lineales por animal), sombra tanto en los comederos como en los lugares de descanso, agua limpia y abundante, pisos mixtos de tierra y concreto que permitan a la vaca comer satisfactoriamentemente y luego echarse comfortablemente, el uso de dietas completas o mixtas, ventiladores, frecuencia de alimentación, son algunos de los factores que se deben siempre tener en cuenta en un adecuado manejo de la vaca en transición. La limpieza de los corrales permitirán una ubre más limpia y un parto más higienico y menos estresante. Por último, el manejo del parto per se requiere especial atención.

No se debe sobredimensionar la asistencia del parto. Muchas veces las distocias son inducidas por el propio ser humano al atender un parto en forma prematura o exagerada. La vaca al parto requiere de un ambiente limpio y tranquilo, el ternero también.

Aun cuando el manejo puede ser el ideal, la aparición de enfermedades es siempre una posibilidad. Sin lugar a dudas estas enfermedades le significan perdidas economicas manifiestas al productor; por lo tanto el monitoreo de la salud del rebaño es fundamental para el diagnóstico precoz de estas enfermedades y para establecer las medidas de control y de manejo que ayuden a minimizar estas pérdidas. El monitoreo debe comenzar con un adecuado manejo del parto.

1. Manejo del parto de lava

El parto es un evento de mucho estres para el animal, por lo tanto la vaca debe parir en una óptima condición corporal (3.25 a 3.75), en un ambiente limpio y tranquilo y el manejo del parto o intevención debe ser criteriosa y oportuna. Es deber del veterinario del predio preparar y entrenar al personal (maternero) que monitoree el parto e intervenga cuando sea necesario. Además, se le debe enseñar al maternero que si el parto no evoluciona en forma normal dentro de 2 horas y después de intervenir en forma criteriosa y concluir que no es posible corregir el problema bajo métodos tradicionales, se debe llamar en forma inmediata al veterinario. Un llamado a tiempo e intervención oportuna del veterinario puede implicar que sobre el 95% de los partos complicados pueden culminar con una cría viva y una madre con un pronóstico muy favorable durante el periodo postparto. lee mas Información del parto de la vaca.

2. Evaluación y procesamiento de la vaca fresca

Después de nacida la cría se debe separar en forma inmediata de la madre y se debe procesar según las pautas de manejo del ternero recién nacido. En cuanto a la madre, se debe procesar dentro de las 12 horas de parida basado en una rutina de manejo. Se debería evaluar la actitud del animal para observar si se encuentra atento al medio ambiente, sin decaimiento, etc. y descartar cuadros de fiebre de leche. También se debe inspeccionar la zona genital para descartar traumas o desgarros perivaginales que requieran corrección quirúrgica.

Vía palpación vaginal se debe descartar la presencia de otro ternero al interior del útero y la presencia de desgarros cervicales o uterinos y descartar hemorragias y la presencia de membranas fetales.

Además se debe evaluar la glándula mamaria y sus secreciones para descartar la presencia de mastitis clínica. La aplicación de 20 a 30 UI de ocitocina vía endovenosa permitirá una contracción brusca del útero que ayudará a eliminar las loquias (fluidos uterinos) y evitar prolapsos del útero. Ademas la ocitocina ayudará a una mejor bajada de la leche. Si la vaca presenta signos de hipocalcemia clínica se debería tratar con calcio endovenoso (500 ml de borogluconato de calcio al 20% o CMPK). Si el cuadro es más solapado y la vaca no permanece echada, la aplicación de calcio via oral puede ser otra alternativa (510 g de propionato de calcio y 300 ml de propilen glicol mezclado con 4 litros de agua o 300 g de Cloruro de Calcio en forma de pasta o gel).

Tan pronto como la vaca es procesada se debe mover a un grupo postparto por al menos 15 días y se debe alimentar con una dieta de lactancia pero con mayor cantidad de fibra efectiva (> 10% de particulas > 19 mm de largo). La mezcla con pastoreo también puede ser útil.

3. Programa de monitoreo postparto 

Tan pronto como la vaca fresca comienza su lactancia el estrés de producción y los des balances metabólicos pueden afectar la involución uterina postparto con las indeseadas consecuencias de retención de membranas fetales y metritis, un anormal funcionamiento del sistema digestivo con riesgos de acidosis y desplazamientos del abomaso, una glándula mamaria más propensa a contraer infecciones y desarrollar mastitis y un marcado estado de pérdida de condición corporal con movilización excesiva de grasas y la consecuente producción extremada de cuerpos cetónicos y el potencial desarrollo de hígado graso. En este contexto, se hace prescindible la detección temprana de estos cuadros para poder tomar las medidas oportunas tanto de manejo como de control. Independiente si la vaca recién parida esta en un grupo de vacas frescas (vaca de transición postparto) o si las condiciones no permiten tener un grupo extra y la vaca esta en un grupo de primer tercio de lactancia, se debería monitoria su estado de salud en forma más intensa durante los primeros 10 a 14 días postparto. Si no es posible realizarlo todos los días, al menos se debería hacer el esfuerzo de llevarlo a cabo día por medio.

Este programa ha sido utilizado en forma exitosa en rebaños de EEUU y día a día esta siendo una practica muy común en Chilr , donde se trata de reducir en forma drástica el nivel de eliminación de animales durante el primer mes de lactancia y se trata de ameliorar la aparición de enfermedades tanto clínicas como subclinicas. La vaca debería ser separada inmediatamente después del ordeño de la mañana y ser evaluada según los siguientes criterios:

Producción de Leche: El principal indicador de enfermedad o manejo inadecuado es la producción de leche. Aquellos rebaños que cuenten con un sistema de medición de leche individual diaria deberían aprovechar al máximo esta tecnología. Una vaca recién parida debería ir aumentando en forma paulatina su producción de leche. Si esto no ocurre es un indicador muy importante a tener presente cuando se evalué el animal. Una caída brusca en la producción puede significar que el animal esté experimentando un cuadro agudo. Una caída leve en el tiempo puede significar algún cuadro clínico más difícil de pesquisar , pero no imposible. Estos tipos de cuadros son los que mayores pérdidas económicas le significan al productor; por lo tanto su identificación oportuna hará la diferencia.

Actitud del animal: La actitud y el comportamiento del animal son un indicador muy importante de su estado de salud. Un animal que no come, o que no esta rumiando, o que presenta orejas caídas u expresa una mirada de tristeza con ojos hundidos o que se separa del resto del rebaño o que presenta una elevada frecuencia respiratoria o jadeante son actitudes anormales que pueden sugerir que el animal se encuentra enfermo. Conocer el comportamiento normal de una vaca lechera es fundamental para  quienes manejan el rebaño, especialmente las vacas postparto.



Temperatura corporal: Se ha demostrado que un aumento de la temperatura corporal (fiebre, >39.5 °C) se asocia principalmente a cuadros infecciosos tales como metritis, mastitis o problemas respiratorios. Se ha visto muchas veces que la fiebre antecede la aparición de signos evidentes de infección (incluso 2 días antes que aparezcan los signos clínicos) tales como descargas vaginales de mal olor, leche anormal, tos o aumento de la frecuencia respiratoria. Es así, que en este programa de monitorio se debe proceder a tomar la temperatura rectal.

Si la temperatura es entre 39.5 y 39.9 °C se debe registrar la información e interpretar según los otros parámetros a evaluar . Si la temperatura es 40 °C o más se debería instaurar una terapia antibiótica ojalá con algún producto que no deje residuos en leche; si no es posible y se utiliza otro producto, se debe respetar el periodo de resguardo. El uso de aspirina u otro antiinflamatorio (flunixin meglumine) pueden complementar el tratamiento.



Cuerpos Cetónicos: La presencia marcada de cuerpos cetónicos en fluidos corporales (orina, leche, sangre) indican que el animal está movilizando grasas en forma excesiva con un estado de niveles de glucosa insuficientes para que las grasas sean degradadas en forma eficiente en el hígado. De este modo, la única vía metabólica a que las grasas pueden acceder es a la producción excesiva de cuerpos cetónicos. Este estado de cetosis clínica o subclinica se ha asociado a pérdidas cuantiosas y al deterioro de la fertilidad del animal. Así, se hace fundamental un diagnóstico precoz de la cetosis para instaurar el tratamiento adecuado, y las correctas medidas de manejo y control. En esta linea, se debería intentar obtener una muestra de orina para la medición de acetoacetato (uno de los cuerpos cetónicos) a través de tiras reactivas en base a nitroprusiato (ketostix).

Si la orina es imposible de obtener, otro de los cuerpos cetónicos (beta hidroxibutirato) se podría medir en la leche a través de otra tira reactiva comercial (ketolac). Estas tiras reactivas dan una reaccion colorimétrica semicuantitativa. Los animales deberían ser negativos a los valores moderados de cuerpos cetónicos (<200 mol de betahidroxibutirato por litro de leche o < 15 mg de acetoacetato por litro de orina). Si son positivos se debería instaurar una terapia inmediata (propilen glicol 200 a 400 ml oral, propionato de calcio 510 g oral; glucosa intravenosa 50% 500 ml).

Durante el postparto donde se puede observar la mayor proporción de animales positivos a cetosis es entre 10 a 14 dias postparto, inclusive hasta la tercera semana post-parto. Frente a la imposibilidad de obtener una muestra de orina, el uso de la leche se hace estratégica. En rebaños promedio se pueden presentar cifras normales de hasta un 20% de los animales positivos. En rebaños bien manejados la cifra disminuye a valores de entre un 10 a 15% de los animales. Cifras mayores a un 20% significan que el manejo del rebaño es inadecuado y se deben llevar a cabo los ajustes necesarios para disminuir esta proporción.


Evaluación de la función del rumen: El rumen se debería evaluar ausculatando sus sonidos y movimientos en la fosa paralumbar izquierda. Lo más probable que durante los primeros 2 días el rumen este levemente inactivo con una contracción por minuto. A partir de los 3 días postparto el rumen debería demostrar una funcionalidad más normalizada, con 3 contracciones fuertes cada 2 minutos. Se debe aprovechar además descartar otros problemas digestivos tales como desplazamientos del abomaso.

Esta es una enfermedad muy común en ganado lechero de los Estados Unidos, tanto en vacas de alta como baja producción. Este cuadro también ha sido diagnosticado en Chile, incluso bajo condiciones de pastoreo. Me atrevo a  señalar que mucho de estos cuadros no diagnosticados son animales que a la larga se son eliminados por baja producción e in fertilidad; no obstante cuando se diagnóstica un caso en forma precoz, la solución quirúrgica es simple y la recuperación es evidente a los 3 días después de la operación.

El diagnóstico se debe realizar auscultando entre los últimos 4 espacios intercostales izquierdo percutiendo con los dedos alrededor de la capsula del fonendoscopio. El sonido es un típico sonido metalico o “ping” que cuando se escucha por primera vez nunca más se olvida. La técnica al inicio es un poco difícil de adquirir y quizás muchos desplazamientos no serán diagnosticados. Pero cuando la técnica se adquiere, es una rutina fácil, barata y útil de llevar a cabo.

Cuando la corrección quirúrgica, se lleva dentro de las primeras 24 horas de diagnosticada, tiene un gran porcentaje de éxito, recuperándose sobre el 95% de los casos.


Palpacion rectal: A través de la palpación rectal, se debe aprovechar la oportunidad de evaluar el desarrollo de la involución uterina. De esta forma, se debe evaluar el tamaño del útero y sus contenidos. Se debe evaluar la tonicidad del útero y se debe aprovechar de masagearlo para apreciar su contenido. La descarga debe ser poco abundante mucosanguinolenta y sin mal olor . Si la descarga es abundante y de olor putrefacto característico, lo más probable es que la vaca esté cursando con una metritis. Este hallazgo se debe interpretar en relación a los otros parámetros de salud tales como temperatura rectal, presencia de cuerpos cetónicos, etc.

El masaje uterino además va a permitir eliminar los contenidos uterinos. Si el animal no esta cursando  con fiebre se puede instaurar una terapia local de un antiséptico suave u antibióticos locales que no irriten el útero (ceftiofur, tetraciclina hidroclorica, penicilina sodica). Ademas, el volumen a aplicar no debe ser superior a 100 ml ya que volúmenes mayores pueden ser más detrimentales que beneficiosos.

A partir de los 8 días postparto se pueden aplicar 2 dosis de prostaglandinas, una en la mañana y la otra, 12 horas después. El uso de prostaglandinas antes de los 7 días postparto no tiene sentido debido a que los niveles de este compuesto están elevados durante la primera semana postparto.

La palpación rectal además nos puede ayudar a evaluar el tamaño del rumen y su contenido, el resto de las visceras abdominales potencialmente palpables y la cavidad intrapélvica. Glándula mamaria: Parte de este examen general, se considera a la evaluación de la ubre y su leche. Esto nos permitirá identificar cuadros tempranos de mastitis clinica. Si es posible hacer un CMT (California Mastitis Test) esto nos permitirá monitorear aquellos cuartos con valores elevados de células somáticas (reacciones 2 y 3 del CMT).

Figura 1. Definición de casos, incidencia y pérdidas económicas de las enfermedades del periparto.


Fuente: Kelton y col., 1998

Tabla 1 Definición de casos, incidencia y pérdidas económicas de las enfermedades del peripartoTabla 1 Definición de casos, incidencia y pérdidas económicas de las enfermedades del periparto

Enfermedad Definición Incidencia Pérdidas Ecónomicas
Fiebre de Leche Recumbencia, depresión, tremores musculares, pupilas dilatadas, extremidades frias, timpanismo y buenas respuestas al tratamiento de Ce i.v. Mediana 5.5 %
Rango 0.03 – 22.3 %
US$ 336
Retención de Placenta Membranas fetales presentes al examen ginecológico más alla de 24 h posparto Mediana 8.6 %
Rango 1.3 – 39.2 %
US$ 285
Metritis Descarga genital anormal (generalmente fètida) durante los primeros 14 dìas postparto Mediana 10.1 %
Rango 2.2 – 37.3 %
US$ 106
Cetosis Disminución del apetito, cuerpos celòricos elevados en orina, leche o plasma en ausencia de otra enfermedad Mediana 4.8 %
Rango 1.3 – 18.3 %
US$ 145


Fuente: Kelton y col., 1998




Tabla 2 Requerimientos para una vaca (751 kg) en transición que consume 13,7 kg MS y CC 3,3

Nutriente sin sales aniónicas con sales aniónicas
Energia neta de lactancia Mcal/kg MS 1,54 – 1,62 1,54 – 1,62
Proteína Cruda (%) 12,0 12,0
Fibra Neutro Detergente (%) mínimo 33 33
Fibra Ácido Detergente (%) mínimo 21 21
Carbohidratos no estructurales (%) máximo 43 43
Calcio (%)   0,6 – 1,5
Fósforo (%) 0,3 – 0,4 0,3 – 0,4
Magnesio (%) 0,35 – 0,40 0,35 – 0,40
Cloro (%)   0,5 – 1,2
Azufre (%)   0,3 – 0,4
Vitamina A (Ul/dia) 1000000 1000000
Vitamina D (Ul/dia) 25000 25000
Vitamina  E (Ul/dia) 1200 1200
DCAD (meq/kg) (Na+K) – (CI+S) 10 -75 a 0

Fuente: NRC, 2001

En conclusión, el monitoreo de la salud de rebaño de vacas postparto ha demostrado ser una herramienta eficaz que ha ayudado a diagnosticar las enfermedades en forma precoz y a disminuir los niveles de eliminación y las perdidas economicas que tanto afectan la rentabilidad del productor. El monitoreo consiste en evaluar en forma diaria o dia por medio durante los primeros 14 dias postparto la actitud del animal, la temperatura rectal, la función del rumen, la medición de cuerpos cetónicos en orina o leche, la evaluación del útero via palpación rectal y la evalución de la glándula mamaria y su leche. El diagnóstico precoz de las condiciones patológicas va a permitir instaurar una terapia racional y temprana y un manejo y control consistente para prevenir futuros cuadros.




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