hipocalcemia de la vaca

La hipocalcemia en el ganado bovino (Vaca)

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La hipocalcemia en la Vaca

Que es la Hipocalcemia bovina?

La hipocalcemia bovina, también conocida como fiebre de la leche o fiebre de la parición, es una enfermedad metabólica que afecta al ganado vacuno lechero poco después del parto. Se caracteriza por una disminución significativa de los niveles de calcio en la sangre (hipocalcemia) y generalmente se presenta dentro de las primeras 24-48 horas posteriores al parto (Dirksen, G., Liebich, H. G., & Mayer, P. 2012).

Esta condición es de suma importancia en el ganado lechero, ya que puede tener efectos graves en la salud de las vacas y en la producción de leche, además de aumentar la predisposición a otras enfermedades y trastornos metabólicos.

 Es una Enfermedad metabólica no solo del ganado vacuno, sino que tambien le puede dar al ovino y caprino, que aparece en el periparto caracterizada por hipocalcemia, hipofosfatemia e hipermagnesemia asociadas a una disfunción muscular progresiva, debilidad, decúbito, shock y muerte.

La hipocalcemia clínica es una enfermedad ampliamente reconocida entre los productores lecheros en el ganado vacuno lechero, con una incidencia de aproximadamente el 5%. Durante el periparto, las vacas experimentan una alta demanda de calcio (Ca+) y fósforo (P) debido a la elevada producción de leche, lo que resulta en una deficiencia aguda de estos minerales.

El ganado Jersey y Guernsey es más susceptible a este desorden debido a la menor presencia de receptores de vitamina D en comparación con el ganado Holstein. La incidencia aumenta con mayor producción de leche y sucesivas lactancias. Sin embargo, las novillas raramente desarrollan hipocalcemia clínica porque producen menos calostro y leche, lo que les permite movilizar más rápidamente calcio de los huesos en su esqueleto en crecimiento. Según un estudio en el Centro Nacional de Enfermedades Animales en Ames, Iowa, la prevalencia de hipocalcemia clínica en vacas Holstein fue del 1% para primera lactancia, 4% para segunda lactancia, 7% para tercera lactancia y 10% para cuarta lactancia, con un total de 1,462 vacas examinadas (Reinhardt et al., 2011).

Epizootiología de la Hipocalcemia ?

La enfermedad aparece por lo general en ganado lechero lactante adulto de alta producción. La susceptibilidad de las diferentes razas en orden decreciente a padecer hipocalcemia es: Jersey, Guernsey, Pardo suizo, Holstein, Shorthorn y Ayrshire.

Las vacas lecheras maduras, específicamente aquellas que se encuentran en el grupo de cinco a diez años de edad, son afectadas con mayor frecuencia por la hipocalcemia bovina debido a diversas razones. En primer lugar, presentan una mayor producción de leche, lo que aumenta la demanda de calcio (Ca+). Además, a medida que envejecen, estas vacas tienen reservas de calcio más reducidas, una menor actividad metabólica y un mayor grado de depresión del apetito al momento del parto, lo que contribuye a la deficiencia de calcio en el organismo.

Se ha observado que las vacas adultas susceptibles registran índices de morbilidad anual de aproximadamente 3.5% y 8.8%, lo que indica la frecuencia de casos de hipocalcemia en este grupo. En las últimas tres décadas, se ha evidenciado un aumento en la incidencia de la enfermedad, lo que coincide con el incremento en la producción láctea.

 Patogenia de la Hipocalcemia

Al inicio de la lactación, aparece un periodo transitorio de hipocalcemia causado por un desequilibrio entre la alta demanda de Ca+ para formar calostro y la leche y la disponibilidad limitada del mismo a través del tracto gastrointestinal y la biodisponibilidad de este a partir del sistema óseo.

Esto es que el inicio de la lactación produce una gran demanda abrupta sobre la homeostasis del Ca+. Así una vaca produciendo 10kg de calostro a una concentración de 2.3g de Ca+ por kilogramo de calostro, perderá 23g de Ca+ en un único ordeño.

Se trata de una cantidad de Ca+ cerca de nueve veces más a la presente en toda la reserva plasmática de Ca+ de la vaca. A la vez el Ca+ perdido de la reserva plasmática debe ser reemplazado mediante un aumento de la absorción intestinal y la resorción ósea del Ca+.

EL Ca+ de la vaca lechera se encuentra distribuido en 3 compartimentos que son: tracto gastrointestinal el cual es absorbible, en los huesos el cual es reabsorbible y en el suero el cual es utilizable.

El valor normal del calcio es de 9 – 12 mg/100ml, si presenta un rango de 5 – 8 mg/100ml el animal tendera a padecer retención de membranas fetales, metritis, distocia con presentación, posición y actitud normales, desplazamiento abomasal, timpanismo. Cuando los niveles son de menos de 5 mg/100ml habrá paresia o postración.

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¿Cómo saber si una vaca tiene hipocalcemia?

Signos clínicos de la Hipocalcemia

Segun Albornoz et al (2016) Los signos clínicos de la hipocalcemia bovina varían según la fase en la que se encuentre el animal. Durante el parto, se observa una disminución drástica del apetito y el consumo de materia seca, lo que provoca hipomotilidad gastrointestinal y anorexia parcial o total, afectando la absorción de Ca+ y P.

En la hipocalcemia subclínica, se presentan signos como indigestión, flacidez rectal, falta de defecación, distocia con presentación, posición y actitud normales, y retención de membranas fetales.

En la fase I o fase de excitación, que representa el 25% de los casos, la vaca muestra dificultad para mantener el equilibrio, tambaleo, poco control muscular y puede tener temperatura normal o fiebre. Esta fase es corta pero peligrosa.

En la fase II o fase en decúbito esternal, que comprende el 50% de los casos, la vaca se encuentra postrada con musculatura flácida, sin reflejo palpebral y deprimida, con la cabeza hacia el flanco en forma de “S”. Las extremidades están frías, hay depresión progresiva y la temperatura es subnormal.

En la fase III o fase en decúbito lateral, que representa el 25% de los casos, el animal está postrado, presenta timpanismo y entra en un estado comatoso, pudiendo llegar a la muerte.

¿Cómo curar la hipocalcemia en vacas?

Tratamiento con dieta de la Hipocalcemia en vacas

El tratamiento para la hipocalcemia bovina debe aplicarse de manera inmediata. La opción más recomendada para las vacas que aún permanecen de pie es la administración de calcio por vía oral, ya que esto aumenta gradualmente el nivel de calcio sanguíneo durante aproximadamente 4 a 6 horas. Por otro lado, el tratamiento endovenoso aumenta rápidamente los niveles de calcio en la sangre, pero esta elevación puede ser peligrosa y causar complicaciones cardíacas fatales, por lo que no se debe aplicar en vacas que permanecen de pie. Además, la dosificación endovenosa suspende la capacidad del animal para movilizar el calcio necesario y cubrir los requerimientos en momentos críticos. Experimentalmente, se ha demostrado que la alternancia entre estados de hipercalcemia e hipocalcemia puede revertir la arritmia inducida con atropina en vacas lecheras (Arechiga et al, 2022).

En el caso de vacas en las fases II y III de la enfermedad clínica, se debe administrar de manera inmediata 500 ml de solución de gluconato de calcio al 23% por vía intravenosa lenta, lo cual proporciona 10.8 g de calcio elemental, suficiente para corregir la deficiencia total de calcio en la vaca. La administración de calcio por vía endovenosa es poco recomendable. Para aquellas vacas que responden positivamente al tratamiento, es importante reforzarlo con una administración oral 12 horas después de su recuperación para evitar recaídas (Arechiga et al, 2022).

Además, el tratamiento para la hipocalcemia bovina puede incluir la administración de 500 ml de sales de borogluconato de calcio por vía intravenosa a temperatura corporal, seguida de otros 500 ml por vía subcutánea. Es crucial monitorear la frecuencia cardíaca y, si supera las 100 pulsaciones por minuto, cambiar la administración a vía subcutánea para evitar complicaciones. También se debe evitar administrar compuestos con magnesio, ya que esto podría exacerbar el exceso de magnesio en el suero. Los signos de mejoría en el tratamiento son evidentes cuando el animal orina, defeca y eructa, lo que indica que la funcionalidad de la musculatura lisa se ha restablecido.

Una vez que el calcio se ha absorbido, se secreta insulina para reducir la hiperglucemia, lo que permite la administración de suero glucosado. Sin embargo, después del tratamiento endovenoso, los niveles de calcio sanguíneo pueden reducirse nuevamente a concentraciones menores a lo normal, lo que puede llevar a que la vaca presente hipocalcemia nuevamente en un lapso de 12 a 18 horas.

Es importante tener en cuenta que la hipocalcemia bovina puede llevar a complicaciones como prolapso uterino, prolapso rectal, metritis puerperal, endometritis-infertilidad, desplazamiento abomasal, daños músculo-esqueléticos y síndrome de la vaca caída.

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¿Cómo evitar la hipocalcemia en vacas lecheras?

Para prevenir la hipocalcemia bovina, se recomienda alimentar con dietas bajas en calcio y altas en sales aniónicas, como cloruros y sulfuros, durante las últimas semanas de gestación. Además, es importante controlar la ingesta de carbohidratos en la dieta periparto y evaluar con frecuencia la condición corporal de las vacas.

Evita la hipocalcemia en vacas con dietas

La manipulación de la dieta es una estrategia práctica y efectiva para prevenir la hipocalcemia en vacas lecheras. Se recomienda administrar dietas bajas en calcio y altas en sales aniónicas, como cloruros y sulfuros, durante las últimas semanas de gestación. Generalmente, se utilizan dietas con un contenido de calcio de aproximadamente 8 a 10 gramos por día, lo cual ha demostrado ser efectivo para prevenir la hipocalcemia (Goff 2018).

Además, se sugiere suministrar una ración deficiente en calcio antes del parto, aproximadamente con un contenido de calcio de alrededor del 0.5% en la dieta. Esto se realiza para crear un balance negativo de calcio en la vaca antes del parto, estimulando la secreción de hormonas como la hormona paratiroidea (PTH) y la 1,25-dihidroxivitamina D, que ayudan a mantener un equilibrio adecuado de calcio en el momento del parto (Goff 2008).

Para formular la dieta, se calcula la diferencia catión-anión (DCAD) para mantener el equilibrio iónico y el pH en la sangre de la vaca. Alimentar con una dieta DCAD negativa, rica en aniones, ayuda a acidificar la sangre, lo que estimula la movilización de calcio desde los huesos hacia la circulación sanguínea.

Control de la hopocancima con Administración de calcio por vía oral

Se ha demostrado que el calcio administrado vía oral es efectivo para prevenir la hipocalcemia en vacas lecheras, incluso en hatos con baja incidencia de casos de fiebre de leche. Cuando el animal consume menos calcio del requerido, aumenta la absorción de calcio, mientras que un exceso en la ingesta de calcio disminuye su absorción (Oetzel, 2012).

Existen compuestos como el cloruro de calcio (CaCl3) que pueden mantener la concentración de calcio sanguíneo debido a su biodisponibilidad y su capacidad para estimular una respuesta ácida en la vaca, lo que incrementa la movilización de calcio. Una buena absorción se obtiene con 50 g de calcio elemental disueltos en 250 ml de agua, pero se debe tener cuidado con la dosificación para evitar riesgos de aspiración (Goff 1993). El propionato de calcio, administrado en dosis de 75 a 125 g disueltos en agua y propilenglicol, también ofrece buenos resultados (Goff  1994). El carbonato de calcio disuelto en agua ha sido evaluado pero no resulta satisfactorio debido a su baja biodisponibilidad y efecto alcalogénico que impide la movilización de calcio óseo (Goff 1993).

Administrar 100g de cloruro de amonio, más 100g de sulfato de magnesio por vaca, por día durante dos o tres semanas preparto más 1 a 2 kg de Melaza. De esta manera se reduce la posibilidad de padecer hipocalcemia clínica y subclínica además de aumentar el consumo de materia seca en el posparto y por lo tanto aumentar la producción láctea. También se pueden manejar formulaciones estándar de sales aniónicas: 120g de Sulfato de Magnesio, 120g de Cloruro de Amonio, 120g de Sulfato de Magnesio, 60g de Cloruro de Amonio, 60g de Sulfato de Amonio. Asimismo se pueden formular raciones con base en el análisis de los forrajes e ingredientes.

Para facilitar la dosificación de calcio, se han estudiado los bolos con cloruro y sulfato de calcio. Estos bolos se administran inmediatamente después del parto y 12 horas después, lo que ha demostrado incrementar la concentración iónica de calcio plasmático. Esta forma de administración tiene ventajas como la palatabilidad, evitando desperdicios y riesgos de aspiración, y proporcionando una liberación de calcio más lenta y eficaz. En contraste, la aplicación de calcio por vía subcutánea no se recomienda debido a que puede causar irritación y necrosis en los tejidos (Lean et al 2019).

¿Cómo ponerle calcio a una vaca?

Para administrar calcio a una vaca, existen diferentes formas y presentaciones que se pueden utilizar. A continuación algunas opciones comunes:

  1. Vía oral: El calcio puede ser suministrado directamente en la boca de la vaca. Puedes usar suplementos orales a base de calcio diseñados específicamente para este propósito. Estos suplementos suelen venir en forma de pasta o gel, y se administran utilizando un aplicador oral o jeringa dosificadora.
  2. Bolo de calcio: Un bolo con cloruro o sulfato de calcio puede ser colocado en la boca de la vaca. Este método es útil cuando se necesita una dosis más alta de calcio. Los bolos deben ser diseñados específicamente para su administración segura y efectiva.
  3. Inyección intravenosa: En casos de hipocalcemia aguda, es posible administrar calcio de manera intravenosa. Sin embargo, esto debe ser realizado por un profesional veterinario, ya que es una técnica delicada y se deben seguir protocolos adecuados para evitar complicaciones.
  4. Suplementos en el alimento: También es posible añadir suplementos de calcio en la dieta del animal, mezclándolos con su alimento habitual. Estos suplementos pueden venir en forma de polvo, gránulos o tabletas.

Es esencial tener en cuenta que la dosificación y forma de administración del calcio deben ser adecuadas para la condición específica de la vaca y bajo la supervisión de un veterinario. No se debe administrar calcio de manera excesiva o inapropiada, ya que esto podría tener efectos negativos en la salud del animal. Siempre es recomendable consultar con un profesional veterinario para determinar la mejor manera de proporcionar calcio a una vaca según sus necesidades individuales. Además, la administración de calcio debe llevarse a cabo bajo la supervisión de un experto en la materia. Es primordial suministrarlos a una temperatura corporal, de forma lenta, gota a gota y acompañado de tónicos cardíacos. Los calcios no deben administrarse simplemente porque el animal esté delgado, sino únicamente cuando haya una deficiencia del mineral, como fósforo o magnesio. Estos suplementos generalmente se emplean en casos de hipocalcemia o hipomagnesemia en las vacas. Durante cualquier procedimiento, siempre se debe contar con la presencia y guía de una persona calificada y con conocimientos de campo para garantizar una administración adecuada y segura.

Nota Importante: Gran parte de esta artículo se tomó del artículo original: La hipocalcemia en la vaca lechera. Revisión. de los autores ARECHIGA-FLORES, Carlos Fernando et al. La hipocalcemia en la vaca lechera. Revisión. https://doi.org/10.22319/rmcp.v13i4.5277.

 Vídeo de la Hipocalmeia ?

Bibliografía de Hipocalemia ?

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